Elecciones 2024
Elecciones 2024

Amigos y enemigos están invitados

A mi funeral pá que brinden por mí.

Unos de tristeza otros de alegría,

Pero todos juntos porque ya me fui”

La gran mayoría hemos escuchado esta canción al son de la banda, y por supuesto la hemos cantando a todo pulmón, quizá con una bebida en la mano y hasta imaginándonos nuestro propio funeral.

¿Sí o no?

Somos una sociedad que culturalmente ha venerado la muerte, y la despedida de un ser querido a pesar de ser dolorosa, no nos quita las ganas de seguir las costumbres familiares e incluso, la forma en que el o la difunta haya dicho que quería que fuera su funeral.

En estos tiempos modernos, muchos prefieren la cremación y la familia cierra filas para hacer todo más en silencio y en un hermetismo total para el resto de las amistades.

Pero aún hay quienes prefieren el entierro en el panteón, la misa de cuerpo presente, la presencia en la funeraria o en la casa donde las puertas se abren para que amigos, conocidos y familiares den el último adiós, recuerden los momentos más divertidos, las risas, las tristezas, las mentiras, las verdades, las muestras de cariño, con música fuerte o bajita y haciendo de todo eso un momento de reunión para todos.

Paradójicamente, alrededor de quien muere, siempre hay vida.

Esta fotografía del fotoperiodista Omar Martínez, quien actualmente trabaja para la agencia mexicana Cuartoscuro queda como un testimonio visual de que os funerales también han cambiado.

El virus que nos ha detenido a todos, también ha obligado a la gente a no despedirse, a separarse de su familiar desde que se les detecta positivo el COVID-19. La distancia convertida en lejanía, el hermetismo alrededor de su mejoría o no.

Hasta que de pronto la noticia es inminente, ha muerto. ¿Y ahora?

El cuerpo ya no se ve, no se toca, no se le llora. Quien pueda acercarse tendrá que estar protegido con un tapaboca, guantes y sin acercarse demasiado. De llevar el cuerpo a casa y abrir las puertas, y de reunirnos todos ni hablamos.

El dolor embarga los cuerpos sanos, como una enfermedad.

Y así aparece este hombre, con su saco de vestir color azul, sus jeans, sus botas, su guitarra y su bocina.

Su sombrero y su tapabocas como accesorios a su tristeza.

Él fue al panteón, a buscar entre tantas cruces a su familiar o a su amigo. A pisar la tierra para sentirse más cercano a él o ella. Para cantarle y tocarle las canciones que un día cantaron juntos, divididos entre el mundo terrenal y espiritual.

La muerte pesa, y la incertidumbre de la vida agota la vida de cualquiera.

Los funerales ya no son los mismos, y nos obliga a pensar en el nuestro. ¿Cómo sería, sin nadie a nuestro lado? ¿Cómo nos dolería la soledad en vida mientras el virus nos quita el aire? ¿Cuál sería la última canción?.

Entonces veo a este hombre caminando con la mirada al piso y termino reflexionando en ¿Cómo sería esa última foto en donde todos recordaremos que la muerte nos llegó de sorpresa?.

“Cuando esté tendido que se oiga la banda

Música norteña y mariachi también

Que traigan cartones de cerveza y échenme la tierra que me vio nacer.”

Mi funeral - screen-shot-2020-04-27-at-185136