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El pasado 24 de octubre, en la ciudad de Oviedo, España, se entregaron los Premios Princesa de Asturias. La ceremonia de este año tuvo un acento muy mexicano, ya que por primera vez en la historia de los galardones, la cultura nacional recibe dos reconocimientos en una misma edición: el Premio de las Artes, para la fotógrafa Graciela Iturbide, y el de la Concordia, para el Museo Nacional de Antropología (MNA).

Como era de esperarse, el fantasma de López Obrador y la “petición” que hizo a la corona española de disculparse por los hechos que se dieron contra los pueblos originarios durante la conquista reapareció. La presidenta Sheinbaum dijo que el premio al museo era “un pasito” y que ojalá siguieran por ahí.

Durante la conferencia de prensa que ofreció en Oviedo, el doctor Antonio Saborit, director del MNA, ahuyentó de manera magistral los dos intentos de aparición. “Sin querer queriendo”, la primera declaración fue un golpe seco a la narrativa “cuatrotera” sobre la relación de México y España, al decir que las historias de ambas naciones “se funden y se confunden y se enriquecen”.
A la pregunta directa sobre si Felipe VI debería ofrecer disculpas, Saborit dio otro golpe a la narrativa gubernamental al deslindar al museo y a él de la polémica, además de definir al MNA como una institución democrática y de concordia:

“Mi profesión es la historia, me he formado como historiador y mis preocupaciones han ido en otro sentido, en un sentido distinto al que se ha planteado esta solicitud. El énfasis que yo pondría es en el museo como una de las mayores instituciones de cultura que nos hemos sabido dar en Occidente, decía un antropólogo mexicano. Es una institución de cultura, es una institución aún más democrática que el aula, porque para ingresar no te pide un grado… Y es aún más democrática que la biblioteca, porque ni siquiera tu identidad te solicita. Acudes al museo, en efecto, con un acto de voluntad, con un deseo de conocer y de entender y de mirar mejor, tratar de entender nuestras raíces, nuestro pasado y lo que ese pasado nos marca, nos destina y nos desafía como sociedad. Eso es lo que más me interesa del Museo Nacional de Antropología, como un espacio de reflexión y de encuentro y, en efecto, de concordia.”
Por su parte, Graciela Iturbide tampoco abonó mucho en favor del discurso “cuatrotero”, ya que se definió como una mestiza, resultado del sincretismo y ciudadana del mundo.

Yo me pregunto algo: ¿qué abona a México una disculpa de Felipe VI por algo que ocurrió hace 500 años? ¿Mejorará la situación de los pueblos originarios, que siguen marginados? No. ¿Mejorará la situación económica? No. ¿Mejorará la seguridad en el país?

Tampoco. Entonces, mejor dedicarnos a lo nuestro y no andar de picapleitos.

EN EL TINTERO
Mientras tanto, en el terreno doméstico, los reconocimientos internacionales contrastan con los tropiezos de nuestra gestión cultural. Espero que cuando usted, amable lector, vea estas líneas, la empresa que se encargó de la logística de la Feria del Libro de Antropología e Historia ya haya recibido el pago por su trabajo, que llevó al éxito del evento según los mismos dichos de las autoridades culturales.
Paco Ignacio Taibo II no entiende que regalar libros no es una buena estrategia para fomentar la lectura literaria. Digo lo anterior porque lo ha hecho durante los siete años que lleva al frente del Fondo de Cultura Económica y los números, en lugar de ir para arriba, van para abajo.
Porque regalar libros no es fomentar la lectura; es subestimar al lector.

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