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La PGR de la procuradora Arely Gómez y la SEIDO de Gustavo Salas tienen ya una conclusión: al menos 34 personas, en su mayoría servidores públicos, se concertaron para producir la exitosa fuga de El Chapo Guzmán.

La narrativa es sencilla. 1) Una mente, tal vez del propio Chapo, diseñó un esquema para infiltrar a las autoridades penitenciarias y del penal del Altiplano. 2) Se mandaron hacer “obras cosméticas” (impermeabilizaciones, colocación de mosaicos…) para disfrazar los ruidos de la construcción del túnel subterráneo. 3) Se tejió una extensa red logística para sacar y llevarse lejos al famoso evadido.

La PGR asegura contar con testimonios “claros, firmes y decididos” para sustentar los hechos acreditados ante el Ministerio Público, y por los que ha obtenido 29 órdenes de aprehensión y espera conseguir cinco más en los próximos días. Tan convencidas están las autoridades que la SEIDO afirma que si una sola de esas 34 personas no hubiera realizado bien el trabajo, la fuga nunca se habría concretado.

Puede ser. Quizá aquí la PGR sí haya armado una “verdad histórica” que soportará con majestuosidad el paso de los años. Pero puede ser también que la presión esté conduciendo a cometer una de las mayores infamias judiciales de que se tenga memoria en un país rico en historias judiciales atroces. La PGR y la SEIDO están refiriendo una acción concertada de al menos 34 personas. ¿En serio? ¿Los directores, 11 policías federales, una decena de custodios, constructores, abogados, un cuñado de El Chapo? ¿Tendrán claro que será una averiguación examinada durante mucho tiempo y por muy diversos ojos?

¡34!, le digo al titular de la SEIDO. “La evasión no fue una suma de casualidades”, ratifica Gustavo Salas. “Hubo un plan de ejecución perfectamente diseñado, en donde todos los intervinientes, tanto en el interior, como en el exterior del penal, tuvieron una participación”.

—¿34, al menos?

—Sí. Porque los que tuvieron una acción omisiva, no fue una conducta negligente, sino una conducta evidentemente dolosa y consciente, dirigida a favorecer la fuga del señor Guzmán.

Por lo pronto, los 34 detenidos negaron los hechos en las declaraciones preparatorias. Es la fuga de El Chapo un caso demasiado grande. El caso que quizá ayude a devolver la credibilidad a las instituciones de procuración e impartición de justicia. Más le vale a la procuradora y su equipo. No será fácil que en meses, años, intenten justificarse con el argumento de que ejercieron bien la pretensión punitiva, pero los jueces fallaron.

Dudo de la hipótesis de la acción concertada de la PGR. Creo que la procuradora Arely metió 34 cadáveres a un clóset. A su clóset.

MENOS DE 140. By the way. En noviembre llegará el primer libro en serio sobre el colapso de los sistemas de seguridad que llevó a la fuga de El Chapo.

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