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Hoy en Washington, se llevará a cabo la Cumbre de Líderes de Norteamérica (NALS) por su sigla en inglés. No se necesita ser avezado en geopolítica para saber que en la reunión tomarán parte nuestro primer mandatario Andrés Manuel López Obrador, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau. No me hagan mucho caso pero sé de buena fuente que el jefe del Ejecutivo mexicano, como un acto de buena voluntad y para congraciarse con la sociedad de los dos países representados por sus líderes dispuso que la Selección Mexicana de Fútbol perdiera, en el lapso de seis días, frente a los seleccionados de Estados Unidos y Canadá. Según me dicen, AMLO le dijo a Gerardo Martino, director técnico de la selección mexicana sub-40, “no quiero que hagan el ridículo sino lo que le sigue”. Sus órdenes fueron cumplidas al pie de la letra.

Perder en el futbol es algo que Andrés Manuel no comprende porque él es beisbolero, pero en un país futbolero como el nuestro cala en lo más hondo del sentimiento nacional.

Mientras tanto, los observadores y analistas de la política han expresado que la detención de Rosalinda González Valencia, esposa de Nemesio Oseguera Cervantes, el Mencho, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación, que ha inundado el país vecino del norte de la mortal droga llamada fentanilo, es un mensaje, de cara a la reunión, para que el gobierno estadounidense perciba que las autoridades mexicanas le andan pisando los talones al malhechor. (Aunque por ahí me dijeron que ante la política de “abrazos y no balazos” los integrantes de la Guardia Nacional prefieren atrapar mujeres).

De regreso a la NALS es de desearse que a pesar de la asimetría económica, sobre todo de la mexicana con relación a las otras dos, la cumbre permita acoplar, instaurar y comunicar objetivos que atañen a los tres países. Sería muy benéfico si los tres líderes logran una agenda común que implique la colaboración trilateral en temas como el migratorio y la atención fronteriza, el cambio climático, la seguridad en la región y el apoyo a las industrias ecológicas. Es necesario que lo acordado se lleve a cabo y no quede en letra muerta como sucedió en la reciente cumbre del clima en Glasgow (COP26) que al decir de activistas de todo el planeta sólo quedó en puro humo.

No sé de dónde surgió el denominar la cumbre como “la de los tres amigos”; ojalá y el título no quede sólo en retórica, ya es hora que Estados Unidos perciba la necesidad de proyectarse ante el mundo y, con mayor razón ante sus vecinos, como un país verdaderamente justo, abierto y afable y no, como alguna vez dijo John Foster Dulles, secretario de Estado de Dwinght Eisenhower: “Estados Unidos no tiene amigos, sólo tiene intereses”.

Hablar correctamente
El licenciado Julio Klein Ramírez de Alba, ha inaugurado en las redes sociales un intento por hacer que los mexicanos hablemos correctamente, utilizando nuestro amplio lenguaje. Propone: Intente decir: “Lo que mencionas, ¿te consta? ¿tiene fundamentos reales?” En lugar de: “¿Te cae de madre, cabrón? ¿o nomás hablas a lo pendejo?”. Intente decir: “Estoy absolutamente seguro que tu idea es descabellada”, en lugar de: “¡No mames, güey”. Intente decir: “Ajustaré mi agenda para programar esta nueva tarea, en lugar de: “A ver como chingaos le hago”. Intente decir: “Debemos optimizar resultados si pretendemos alcanzar el éxito”, en lugar de: “Si nos apendejamos nos va a llevar la chingada”. Intente decir: “Lo siento pero yo no fui comisionado para realizar ese proyecto”, en lugar de: “Ese no es mi pedo”. Intente decir: “Compórtate menos presuntuoso, exagerado y agresivo”, en lugar de: “Bájale de huevos, cabrón”. Intente decir: “Comunícale la imposibilidad de atenderlo como se merece”, en lugar de: “Mándalo a chingar a su madre”.