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Era imposible para los encargados de la operación y la comercialización de Homex cumplir con las metas impuestas por Gerardo de Nicolás. Y en el 2011, la disparidad comenzó a notarse.

Los constructores sinaloenses, con presencia en todo el país, habían establecido un top 10 entre sus proyectos habitacionales y tenían el propósito de entregar 50,000 viviendas al final de ese fatídico año. Para incentivar a su “fuerza de campo”, la directiva convocó a un concurso interno, un “juego” en el que competirían los gerentes de proyectos: ganarían un bono si lograban construir y vender 10,000 casas en un mes.

Al final del juego, la realidad: sólo pudieron colocar 3,468 casas; ningún gerente de proyecto alcanzó sus metas y muchos, “por un margen considerable”. Las pruebas del “pésimo desempeño de la compañía” desde entonces y en tiempo real eran conocidos por los directivos, a través del seguimiento de los reportes capturados en los módulos de Operaciones, Construcción y Ventas del SIA, su sistema de administración y contabilidad.

La Security Exchange Commission de Estados Unidos (SEC) revisó esos reportes y también tuvo acceso a los informes y correos electrónicos de los principales directivos de Homex. Allí pudieron encontrar evidencia del fraude que afectó a decenas de miles de compradores de vivienda, al público inversionista y al menos a 13 instituciones bancarias en México.

En Baja California, Homex tenía cinco proyectos habitacionales. Y los reportes elaborados justo hace cinco años daban cuenta de la catástrofe en ciernes: sólo se habían colocado 620 casas, aunque la meta anual era de 3,915 para el 2012. En el fraccionamiento Pontevedra Ontiveros de Tijuana —que formaba parte del top 10 de Homex— sólo se habían construido y vendido 11 unidades hasta el 25 de octubre, apenas 5% de lo proyectado para ese año.

La SEC había recibido del director de Finanzas un reporte que señalaba que ese desarrollo inmobiliario había sido concluido a 99% a finales del 2011 y que en el 2012 serían construidas otras 200 casas.

En marzo del 2013, dos meses antes de que Homex remitiera el formulario 20-F a la SEC sobre el ejercicio del año anterior, Carlos Javier Moctezuma recibió imágenes satelitales de al menos 60 proyectos de la compañía provenientes de Google Earth. Las evidencias eran irrefutables: Homex había construido muchas menos unidades de vivienda de las que la Compañía había informado públicamente en los formularios F-20 del 2010, 2011 y 2012.

Según consta en la demanda c-17CV2086 JAH, presentada hace 10 días en la Corte del Sur de California, el principal responsable de este fraude es Moctezuma, quien a pesar de tener una visión clara y oportuna del retraso en la construcción de los proyectos, “no hizo ningún esfuerzo por divulgar las discrepancias o corregir los estados financieros presentados públicamente por la compañía (y) se esforzó por asegurar que presentara cifras precisas de ventas de viviendas e ingresos en el formulario 20-F para el año 2012. En cambio, pasó a certificar los estados financieros fraudulentos y firmar”.

La SEC encontró que los directivos de Homex conocieron sobre los problemas operativos y financieros. A mediados de noviembre del 2011, De Nicolás recibió por correo electrónico un informe previo al cierre de ese año en el que consta que sólo se habían construido 47% de las viviendas proyectadas como meta para el ejercicio.

Al finalizar abril del 2012, Homex entregó el formulario 20-F a la SEC y reportó la venta de 52,486 viviendas durante el año anterior. Tal aseveración sólo podía ser cierta, según la autoridad estadounidense, si la firma culiacanense hubiera construido y vendido 28,692 unidades en las últimas seis semanas del 2011.

¿Pudo tratarse de un dato aislado o producto de una confusión? O todo lo contrario: “Todas (las) unidades cerradas en el 2011 representan un aumento de 18.4% en comparación con el total de unidades cerradas en el 2010 de 44,347 y  se debe principalmente a nuestra estrategia de enfocarnos en prototipo accesible, que produce mayores ingresos y márgenes de ganancia”, señalaba una sección del informe financiero que acompañó al formulario 20-F, bajo la firma de Gerardo de Nicolás Gutiérrez y Carlos Javier Moctezuma Velasco.

La SEC señala que De Nicolás y Moctezuma violaron la Ley de Intercambio de Valores. El artículo 10b-5 impone la obligación permanente de corregir cualquier omisión o reportar cualquier variación en los informes financieros de las empresas que cotizan en bolsa. Y el artículo 12b-20 establece la misma obligación a las emisoras.

De Nicolás y Moctezuma fueron omisos en la corrección de los informes financieros de Homex entregados entre el 2010 y el 2012 pero también “agravaron ese error” al reutilizarlos durante el proceso de quiebra en México. Un aspecto clave de la estrategia de reestructuración de Homex fue la creación de un detallado modelo financiero basado en datos históricos de ingresos, costos y ventas. Este modelo fue la base del nuevo el plan de negocios de la compañía para operaciones posteriores a la bancarrota.

De Nicolás y Moctezuma, de acuerdo a las pesquisas de la SEC, también engañaron al auditor de Homex, tras de entregar una carta de gestión sobre los estados financieros y los controles internos que contenían información falsa, ya que afirmaban, entre otras cosas, que “no hay transacciones de un naturaleza material, individual o en conjunto, que no se haya registrado adecuadamente en los registros contables subyacentes a los estados financieros consolidados”.