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Reconocer la ignorancia es el primer paso hacia la sabiduría. Este aforismo es una distinta formulación del eterno proverbio socrático: “Yo sólo sé que no sé nada”. Admito mi ignorancia pero, con semejante énfasis, registro mi interés en un tema de vital importancia para nuestro querido país. Su relación con el país vecino del norte, Estados Unidos de Norteamérica.

Como el asunto me atrae y quiero comentarlo con la debida propiedad, recurrí a un experto, el maestro Eduardo Roldán, licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la UNAM; con una Maestría en Ciencia Política por la Universidad de Pennsylvania; un doctorado en filosofía por la Columbia University; y otro más en Ciencias Políticas y Sociales en la UNAM. Entre los años 2000 y 2012, don Eduardo fue embajador de México en Argelia, Libia, Mauritania y Túnez. Es miembro Asociado del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales y miembro del Consejo de Honor de la Asociación Mexicana de Estudios Internacionales, entre otros distinguidos logros.

Recientemente, el maestro Roldán publicó el libro Trump contra el mundo. El presidente de la discordia. Publicación que me servirá como arsenal de razones para la lid que entraña el enviar, cual botella al mar, un mensaje para el ignorante mandatario estadounidense.

La primera idea que recojo del yacimiento propiedad del doctor Roldán es la invitación para que Donald Trump reflexione sobre lo que escribió en su libro El arte de la negociación: “Me gusta armar líos y poner a prueba a la gente”. Tal vez en su manera de conducirse como empresario la idea dé resultado; sin embargo, como afirma don Eduardo, “la política internacional ya tiene muchos líos y problemas, más le vale pensar en qué opciones hay para evitar líos y dar soluciones a los problemas mundiales y no crearlos innecesariamente. Hay que pensar que el mundo requiere de soluciones a los problemas existentes y a los por venir”.

El doctor Roldán nos hace saber que de acuerdo con la información publicada por el Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME) y la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), en Estados Unidos viven 35.5 millones de personas de origen mexicano. Once millones son mexicanos de primera generación; el resto, de segunda o tercera generación. En conjunto, generan 8 por ciento del PIB estadounidense. Esta minoría representa alrededor del 10 por ciento de la población de Estados Unidos. De estas personas, una de cada tres es joven. Los inmigrantes mexicanos son propietarios de más de 570,000 empresas, una de cada veinticinco. Esto es, uno de cada diez mexicanos que viven en Estados Unidos son propietarios de sus propias empresas, las cuales entre 1990 y 2017, generaron ganancias por más de 17 mil millones de dólares.

Más de seis millones de empleos en Estados Unidos dependen de la relación comercial con México. Cuarenta centavos de cada dólar gastado en productos mexicanos apoyan empleos en Estados Unidos. Las exportaciones a México son mayores que sus exportaciones a China y Japón juntas. La inversión de México en el país suma más de 17 mil 600 millones de dólares y ha crecido más de 35 por ciento en los últimos cinco años. La red de doce tratados de libre comercio de México con 46 países significa que las compañías estadounidenses que manufacturan en México tienen acceso libre de aranceles al 60 por ciento del mercado mundial.

El comercio bilateral anual entre México y Estados Unidos representa 531 mil millones de dólares americanos. México exporta a Estados Unidos 2.7 veces más que Brasil, Rusia, India y Sudáfrica juntos. Desde 1994 al 2017 el comercio bilateral ha aumentado más de 483 por ciento.

Todo lo anterior representa que cada minuto se comercia un millón de USD debido a esa profunda relación bilateral. Es decir, la comunidad mexicana contribuye diariamente al crecimiento económico y el desarrollo social de Estados Unidos. Además, a través de la frontera compartida —3 mil 142 kilómetros— un millón de personas y cerca de 370 mil vehículos cruzan legalmente todos los días.

Donald Trump prometió renegociar acuerdos internacionales de comercio, como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), o retirarse de ellos si no estaba satisfecho. Lo ha estado cumpliendo. Trump y sus asesores deberían de pensar antes de hablar; de darse esa política regresionista y aislacionista, tanto el mercado mexicano como el estadounidense presentarían una contracción importante con impacto regional y mundial. México es el segundo mercado más importante de las exportaciones estadounidenses y el tercer socio comercial de Estados Unidos.

Esta relación bilateral colindante es muy importante a nivel global, pues el comercio de México con Estados Unidos en un sólo día equivale a todo el comercio de América Latina por un año. El retiro de Estados Unidos del TLCAN afectaría la economía, las inversiones y el desarrollo de ambos países. Los sectores que tendrían un mayor impacto ante la salida de Estados Unidos del TLCAN serían el agropecuario y el automotriz, además del energético, manufacturero, aeroespacial y farmacéutico.

Finalmente, es importante destacar que el gran afectado con esta decisión sería el propio Estados Unidos: de lo que produce ese país, 40 por ciento se elabora con insumos mexicanos. Ante ello se requiere de una gran dosis de mesura.