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En España una nueva generación de políticos está desafiando a los partidos tradicionales. En contraste con México, el descontento social en ese país ha encontrado cauce en nuevas opciones partidistas encabezadas por políticos jóvenes. Allá nuevas caras, aquí más de lo mismo.

Podemos dio la sorpresa en España en 2014.  En menos de seis meses logró posicionarse en el primer lugar de las preferencias electorales. Conducido por Pablo Iglesias, un carismático profesor universitario de 36 años, ese partido se nutre del apoyo de los indignados por la crisis económica y la corrupción política.

Ciudadanos está dando la nota en 2015. De origen catalán, este partido irrumpió en la escena nacional apenas hace tres meses. Hoy está empatado con el PP y a tan solo dos puntos del PSOE y cuatro de Podemos. Su líder es Albert Rivera, el mejor evaluado de todos los políticos españoles a pesar de tener tan solo 35 años.

Aunque tal vez no tan marcado como en España, en México también hay hartazgo y rechazo a la clase política. La credibilidad de los partidos está en el piso. Pero aún así las opciones electorales de los ciudadanos son las de siempre.

Morena es un partido de reciente creación que se alimenta de la indignación. Lo más cercano que hay a Podemos en México. Pero no es una opción nueva, pues surge de una escisión del PRD y sus líderes vienen de ese mismo partido.

Para formar un nuevo partido, en España no se requiere mucho más que unos estatutos y una solicitud de registro. En México el cúmulo de requisitos es enorme y el registro se abre solamente una vez cada seis años. La partidocracia mexicana se encuentra bien atrincherada. La ley establece barreras de entrada muy elevadas para nuevos jugadores.

La figura de candidaturas independientes recién aceptada podría ser la rendija por la que surjan nuevos liderazgos. Una rendija muy angosta, pues los partidos también establecieron requisitos difíciles de cumplir: un número elevado de firmas con una distribución geográfica muy extensa.

Aún así, por primera vez habrá candidatos independientes en la elección federal y las estatales de junio próximo. Posiblemente los haya también para la presidencial de 2018. Tal vez de ahí salgan las nuevas opciones políticas que hasta hoy no tenemos