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Como apunté ayer en este espacio, Javier Tello ha hecho en un ensayo, “Rutas de riesgo”, un provocador resumen de los errores que debilitaron o hundieron a diversos gobiernos de izquierda de América Latina. (Nexos, mayo 2019).

La mayor parte de esos errores son dignos de reflexión, pues es clara su vecindad ideológica y política con las maneras del nuevo gobierno mexicano.

Acaso baste la enumeración de los errores, país por país, para incitar a la lectura completa del ensayo.

Los errores de Cristina Kirchner, en su segundo gobierno, fueron tres: el maniqueísmo, la arrogancia por su contundente triunfo electoral y el espíritu de confrontación resultante.

El proyecto constitucional boliviano resultó muy superior a lo que permitía la realidad, y gobernar a través de un movimiento mermó las capacidades institucionales del Estado para ejercer su proyecto.

Los errores de los gobiernos de izquierda brasileños fueron de signo contrario: un pragmatismo excesivo que terminó respetando de más el statu quo y un descuido crónico de la seguridad.

Las debilidades de la izquierda gobernante de Chile fueron aún más sutiles: una entrega de todo el talento político a la tarea de gobernar, más que a la construcción partidaria, y un sofocamiento del debate interno de la coalición gobernante para preservar su unidad, lo que fue conseguido a costa de sofocar también la autocrítica.

Los pecados de la izquierda ecuatoriana fueron el excesivo protagonismo y la conflictividad sistemática del presidente Eduardo Correa.

La inseguridad pública, el voluntarismo y la excesiva captura del Estado fueron los pecados salvadoreños.

Querer gobernar solos, ignorando la pluralidad efectiva de la sociedad, fue el pecado original de la izquierda sandinista, travestida hoy en la caricatura de Daniel Ortega, a quien guía el mismo principio dictatorial de someterlo todo.

Si todas estas cosas suenan familiares en el entorno mexicano es porque lo son. En mayor o menor grado, todas las tentaciones apuntadas, salvo el “pragmatismo excesivo” brasileño, son rasgos distinguibles del estilo y las maneras del nuevo gobierno.

Es muy oportuno para México el recuento de errores de la marea rosa hecha por Tello. También el de los aciertos, que glosaré mañana.