Elecciones 2024
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Las fotografías amplían el discurso de lo que se ve y lo que fue. No importa el texto que describa la imagen que se le presente, o bien la imagen que acompañe un buen testimonio o narración si no se le agrega el bagaje personal de quien la observa.

Usted y yo podríamos ver la misma foto, pero con una interpretación distinta de acuerdo a nuestras experiencias, conocimientos e incluso las emociones del momento. Entonces, la fotografía toma otro papel, se vuelve una pieza fundamental para equilibrar nuestra narrativa e incluso sostener nuestras ideas.

Hay quienes demeritan el rol del fotógrafo por el simple hecho de cargar una cámara que con solo oprimir un botón captura lo que el mundo le ha puesto de frente. Una escena de dos enamorados, jóvenes encendidos mientras marchan por las calles, un accidente o un discurso político. Al fin, escenas que él no coordina, ni dirige para que sean el momento correcto de ser fotografiado, esto al menos en el periodismo.

Pero lo que sí puede hacer es utilizar su conocimiento técnico para elegir un ángulo y un encuadre para ayudar a que la imagen logre un mayor impacto o sea reinterpretada por el lector, de manera distinta a lo que la realidad fue.

Siempre lo he dicho en mis cursos y con mis alumnos, el fotógrafo es un director que decide finalmente compartir una realidad desde su propio ángulo, tiene esa habilidad y muchos tardan o se niegan en creerlo.

Aún con el periodismo, la verdad siempre podrá ser vista de distintos ángulos y por ende, obtener diferentes posturas, porque para todo hay versiones de un lado y del otro.

La fotografía publicada en la cuenta de Twitter del presidente Andrés Manuel López Obrador, al finalizar su tercer informe de gobierno en el Zócalo de la Capital frente a miles de personas es un ejemplo claro, de quien sabe lo que hace y conoce cómo hacerlo mejor.

En la política siempre habrá quién esté o no de acuerdo, si es o no tendencioso, pero en este caso, veamos la imagen de la manera más pura y genuina.

El o la fotógrafa estando ubicada detrás la pareja presidencial en el templete colocado afuera del Palacio de Gobierno, le dio el tiempo para observar, primer punto a su favor. Se detuvo, el tiempo que haya sido, para observar el magnífico paisaje que tenía frente a ella y el encuadre perfecto que le daba el cielo nublado, la bandera y la Torre Latino.

Pudo abrirse más para integrar más a la Bandera, pero supo calcular y precisar que lo más importante era el Presidente y su esposa frente a la gente. Cuidó que las manos de ambas estuvieran libres de cualquier otro objeto que les empalmara, como las lonas color blanco que vemos al frente.

El contraluz controlado para alcanzar a tener el detalle del cuello blanco, las canas del presidente, el vestido y la textura de su esposa y por supuesto los colores contrastados de nuestra hermosa Bandera Nacional.

La Torre Latino como tercer elemento, el último en un buen orden que nos instala y ubica en el primer cuadro de la Ciudad de México. Como siempre, siendo testigo de cuando el Zócalo se embravece o se aquieta.

El ángulo contrapicado, otro factor clave, colocando a la cámara en una altura inferior, es decir, a usted, a mi y a quien vea la foto por debajo de la pareja, de tal forma que ellos se ven más altos y más acaparadores.

Entonces ambos se vuelven sugerentes, superiores, poderosos, invencibles y únicos. Porque haber incluido a la gente los hubiera achicado y puesto al mismo nivel, y esa no era la intención que tenía con su lente.

La o el fotógrafo buscó con intención y claridad esta imagen. Son dos personajes quienes están en el poder; una saluda amablemente porque sabe hacer contacto con la gente, ella mira hacia un lado sonriendo y quizá reconociendo a más de uno en primera fila.

Él sigue siendo él, solo mira hacia un solo objetivo, su cuerpo está tenso y rígido mirando de frente. No sabemos si sonríe, si guiña el ojo, y ni siquiera si está mirando a la gente o solo hasta el final del camino.

La fotografía es un gran ejemplo de que el fotógrafo sabe planear, identificar y retratar con una intención clara y hay que reconocerle que lo hizo bien, porque es una gran imagen de quienes desean y persisten en dejar claro, que los únicos que pueden convocar en plena pandemia con alto riesgo de contagio, que pueden recibir las ovaciones y aplausos, y sobre todo que pueden tomarse el tiempo de pararse de esta manera frente a un símbolo patrio, son ellos: Andrés Manuel y Beatriz, nadie más.

Una fotografía bien planeada - ffkmo0owyaunxnb
Foto: Twitter @lopezobrador_