Elecciones 2024
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La secretaria de Economía de nuestro país, Tatiana Clouthier viajó a Washington junto con el canciller Marcelo Ebrard para participar en el Diálogo Económico de Alto Nivel con distintos funcionarios del país norteamericano.

El día de ayer vimos la fotografía con la que daban inicio dicho encuentro, en donde aparecían ambos personajes mexicanos acompañados de la vicepresidenta de Estados Unidos Kamala Harris, el Secretario de Estado, Antony Blinken, Gina Raimondo, Secretaria de Comercio, Ken Salazar, Embajador ante México, el Embajador ante Estados Unidos, Esteban Moctezuma y como la representante de Comercio, Katherine Tai.

En la serie de encuentros que fueron de manera privada, también estuvieron cara a cara con sus contrapartes directas, como es el caso que vemos en esta imagen a nuestra Secretaria de Economía siguiendo a la Secretaria de Comercio, Gina Raimondo en una de las oficinas de la Casa Blanca.

Los temas a tratar fueron una posible alianza para la producción de semiconductores en la industria automotriz, cadenas de suministro de baterías y puntos relacionados con la industria farmacéutica.

Más allá de los memes y burlas que se difundieron el día de ayer a través e las redes sociales por la vestimenta que eligió la Secretaria Clouthier, habría que verlo desde el análisis más objetivo posible, apegándonos al protocolo político-diplomático y la importancia de cuidar los mensajes que guardan en cada prenda que elegimos.

El modo de vestirnos no es un tema elitista, es un asunto de comunicación y posición en una reunión, conferencia, encuentro, oficina o comida.

Claro está, que más allá de los códigos de vestimenta, la estética y la personalidad también van de la mano. Los puestos en la política son parte de una pirámide, aunque no nos guste, representan la cercanía o lejanía con el poder.

Tener una posición como secretaria de Estado te da una visibilidad mayor, por lo que la manera de vestir incluye mensajes indirectos o incluso algunos especialistas los llaman “subliminales”.

La ropa es parte de un simbolismo de nuestra personalidad, de lo que queremos decir, de lo que planeamos hacer, de lo que queremos representar y al final de cuentas de qué importancia le damos al momento y al encuentro.

Hay posiciones políticas y lugares para ser mayor arriesgados con las prendas, y aún así, se elige de acuerdo al mensaje que queremos transmitir.

Cuando se es anfitrión se busca ser quien más llame la atención, quien marque el estilo de quién es quién en el territorio. La formalidad y la elegancia, coloca a Gina Raimondo en un encuentro de trabajo donde amerita seriedad ante los temas a tratar y negociar.

Con lo que vestimos manifestamos aceptación, o todo lo contrario, también un tipo de oposición anticipada a lo que el otro me propondrá, conversará o querrá negociar.

El vestido que utilizó la secretaria, adelantó una negociación que no iba ser exitosa.

La soltura del vestido y su propio corte abierto emitía una posible apertura para escuchar, proponer y negociar, sin embargo, al utilizar ese cordón a la cintura, apretado y bien amarrado cerró cualquier capacidad de cumplir algún tipo de trato.

La representante de la economía en México lució pálida, deslucida, limitada y desinteresada por traer nuevos tratados y negociaciones que pudieran ayudar al país.

Bien dicen los expertos en imagen, que cuando acudas a algún encuentro, entrevista o reunión en donde se traten temas económicos, nunca elijas el color café, porque determina lo poco que ganas.

La forma en que se visten los personajes políticos y diplomáticos en encuentros como este, es una especie de bandera blanca, en donde los mensajes se prevén desde el primer momento en que se ven los unos a los otros, porque los asesores los reinterpretan y los trasladan hasta la postura de su representante.

Ojalá nuestra economía mejore.

Cuando la vestimenta habla - ef5ca7cd7ed9c41246a1189a8b730585577d178cw
EFE/EPA/Pete Marovich