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Públicamente nada se sabía de las intenciones de Remigio Ángel González de incursionar en la generación de contenidos digitales en español… hasta ahora. Ayayay se denomina el proyecto del empresario regiomontano que busca competir con Netflix, Amazon Prime Video y Blim por las exigentes audiencias latinoamericanas.

Con el objetivo de atraer a los Millennials, esta plataforma digital es el nuevo vitral de Albavisión, el conglomerado mediático que desembarcará en México apenas arranque la administración lopezobradorista.

Ahora mismo, Ayayay produce contenidos digitales que se distribuyen a través de más de 30 sitios de medios en Chile, Argentina, Ecuador, Costa Rica, Paraguay, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Perú, República Dominicana, Honduras y Bolivia.

La red de medios del Fantasma está adaptándose a las nuevas realidades de la era digital. Por afiliación (sic), sus canales podrán distribuir “contenidos de interés y calidad”, tanto informativos como de entretenimiento de acuerdo con la información disponible en la página electrónica de Albavisión.

Con presencia en 16 países de Centro y Sudamérica, además del Caribe, presumen tener 45 canales de televisión, 68 emisoras de radio, 65 salas de proyección cinematográfica y un periódico, y conectar a 114 millones de personas.

A diferencia de las grandes cadenas, Albavisión construyó una red de medios adheridos. Una economía de escala, que —en teoría— abarata costos e insumos, asegura acceso a programas de todo el hemisferio y eleva el contenido. El modelo perfecto, si en este entramado participaran canales de otros empresarios.

Los aliados más recientes a la red del Fantasma serían las estaciones de radio y los canales de televisión que a más tardar a finales de este año pondrá a disposición para las audiencias del sureste mexicano.

Ha pasado un año de que el empresario regiomontano Remigio Ángel González cumpliera un anhelo pospuesto casi 25 años: entrar al mercado de la televisión. En este lapso, el modelo de negocios ha cambiado radicalmente, pero muchas de las objeciones sobre su participación en este lucrativo negocio siguen vigentes.

Luego de que el Instituto Federal de Telecomunicaciones subastara las frecuencias de 32 nuevos canales de televisión, González desembolsó —a través de Telsusa Televisión de México— 259 millones de pesos por 12 canales con cobertura en ocho estados del sureste del país.

Telsusa forma parte de Albavisión que, de acuerdo con el Monitor de Propietarios de Medios de Comunicación elaborado por Ojo Público, comprende al menos 45 canales de televisión, 68 estaciones de radio, 65 cines, tres cadenas de TV satelital y una publicación impresa.

Con una fortuna estimada de más de 2,000 millones de dólares, González también detentaría Global Holding Properties, una corporación registrada en las Islas Vírgenes Británicas, según los Panama Papers divulgados el año pasado por el Consorcio Internacional de Periodismo de Investigación.

Hace 10 días, un grupo de congresistas estadounidenses remitió una carta al presidente Donald Trump para solicitarle aplicar sanciones económicas a seis empresarios, entre quienes destaca González.

González es señalado como presunto responsable de actos de corrupción y crimen organizado en El Salvador, Guatemala, Honduras y México por Eliot L. Engel —quien encabeza el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes—; Ileana Ros-Lehtinen, presidenta emérita del Comité; Albio Sires, el miembro del Subcomité de la Cámara de Representantes del Hemisferio Occidental, David Valadao, copresidente Republicano del comité para América Central, y Norma Torres, también perteneciente a esa unidad legislativa.

Específicamente, en la carta se recomienda que los Departamentos de Estado y Hacienda determinen si las seis personas señaladas cumplen con los criterios para rendir cuentas bajo la Ley Global Magnitsky. Además de González, el documento señala a José Aquiles Enrique Rais López; José Luis Merino; Gustavo Adolfo Alejos Cambara; Luis Alberto Mendizábal Barrutia y Óscar Ramón Nájera.

La petición del Congreso estadounidense para que la administración Trump imponga sanciones económicas al empresario regiomontano regresó al primer plano al Fantasma, cuya presencia en el mercado televisivo en América Latina se ha expandido, a pesar del boicot de los tycoons de la región.

Y es que a excepción de Boris Eserski, dueño de Telecorporación Salvadoreña, y la familia Cañedo White, nadie ha querido asociarse con él, justamente por el temor de represalias del gobierno estadounidense. En República Dominicana se hizo del control absoluto de Antena Latina y su subsidiaria, Canal 21, no obstante las objeciones de parlamentarios y radiodifusores locales que exigen la nulidad de la concesión entregada por el gobierno al empresario mexicano, en vista de que las leyes dominicanas prohíben a un extranjero adquirir un medio de comunicación en el país.

En reiteradas ocasiones, la Sociedad Interamericana de Prensa —a través de su Comité para la Protección de la Libertad de Expresión— ha advertido sobre las prácticas perniciosas de los canales del Fantasma, acostumbrados a moldear la opinión pública a favor de sectores gubernamentales.

La red del Fantasma en México también abarcaría al grupo tabasqueño Multimedios sin Reservas, que el año pasado obtuvo del IFT la concesión de una frecuencia AM en Tabasco. Los planes de ese corporativo, sin embargo, quedaron en suspenso tras del asesinato del locutor radiofónico Juan Carlos Huerta Gutiérrez, su principal accionista.