Hoy, las posiciones están mucho más polarizadas y los ánimos, muy encendidos. De no ratificar su mayoría, Morena tendrá grandes dificultades para avanzar en su agenda
El proceso para las elecciones intermedias más importantes del México moderno está en marcha. El rumbo de la 4T depende en buena medida de que Morena (con sus aliados) mantenga la mayoría en la Cámara de Diputados. La continuidad de un cambio así nunca dependió tanto de unas elecciones de mitad de sexenio.
En 2003, el presidente Vicente Fox planteó “quitarle el freno al cambio”, bajo la lógica de que su propuesta de transformación requería eliminar las trabas del PRI en el Congreso. Pero en realidad los programas de ambos partidos no eran tan contrastantes como lo son ahora el del gobierno y el de sus opositores.
Hoy, las posiciones están mucho más polarizadas y los ánimos, muy encendidos. De no ratificar su mayoría, Morena tendrá grandes dificultades para avanzar en su agenda. El PAN difícilmente colaborará con el gobierno y el PRI podría envalentonarse para hacer lo propio.
Este fin de semana, el Presidente decía que los conservadores se están agrupando para frenar el cambio. Si la oposición tiene éxito en las elecciones, advirtió, regresará el manejo faccioso del dinero. Sin una mayoría legislativa, seguramente también se complicará la aprobación de reformas constitucionales e iniciativas de ley.
A favor, Morena tiene la popularidad del Presidente y la debilidad de la oposición a nivel nacional. Incluso cuando Morena ha caído en las preferencias electorales, los desilusionados no se han alineado con otros partidos. Morena supera 2 a 1 al PAN o al PRI en esas tendencias.
Sin embargo, en el pasado, ni la aprobación presidencial ni las intenciones de voto han sido suficientes para el partido en el poder. Aunque a estas alturas de sus mandatos, Fox y Calderón tenían una popularidad similar a la del presidente López Obrador, al PAN le fue peor en 2003 y en 2009 que en las elecciones de 2000 y 2006, respectivamente.
Al final, la organización de los partidos y sus candidaturas se vuelven claves. Y ahí la moneda está en el aire, pues Morena luce dividido y desorganizado, enredado en el tema de las alianzas y con comités directivos acéfalos en muchos estados. Si no arregla la casa pronto, las ventajas actuales podrían resultarle insuficientes. El reloj corre en su contra.