Cuando Andrés Manuel López Obrador anunció el consentimiento del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) para hacer una alianza con el ultraconservador Partido Encuentro Social (PES) de cara a la gran elección del 2018, hubo disgusto en las filas morenistas al considerar que tal alianza contradecía los principios de izquierda que el movimiento lopezobradorista enarbola. Personalidades, … Continued
Cuando Andrés Manuel López Obrador anunció el consentimiento del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) para hacer una alianza con el ultraconservador Partido Encuentro Social (PES) de cara a la gran elección del 2018, hubo disgusto en las filas morenistas al considerar que tal alianza contradecía los principios de izquierda que el movimiento lopezobradorista enarbola. Personalidades, identificadas con la izquierda intelectual y distinguidas simpatizantes de Andrés Manuel, como Elena Poniatowska y Jesusa Rodríguez, protestaron abiertamente. Otras y otros, por prudencia y como una muestra más de solidaridad —no quiero usar la palabra sumisión— con el político tabasqueño, callaron públicamente, no sin hacer reproches por tal medida al interior del movimiento.
En la precitada elección el PES sólo alcanzó 2.78%, por lo que le fue retirado el registro ya que la ley electoral exige 3% del total de votos para conservarlo. No obstante, el efecto López Obrador los favoreció con más de 50 diputados en San Lázaro. Paradojas de nuestras leyes y política electorales.
El martes se dio a conocer en la Cámara de Diputados que el mentado PES o, mejor dicho, que diputados emanados de ese extinto partido evangélico presidirán las Comisiones de Cultura, Cinematografía y Salud; lo cual provocó el repudio de intelectuales, grupos feministas, organizaciones civiles defensoras de la diversidad y los Derechos Humanos y ciudadanos de pensamiento progresista que votaron por la coalición Juntos Haremos Historia, de la que formó parte el PES, en el entendido de que sería el partido fundado por Andrés Manuel el que marcaría la pauta a seguir en los temas torales y de interés nacional como lo son los tres rubros citados.
¿Cómo es posible que se quiera hacer la cuarta transformación de la República dejando en manos de la reacción, de los ultraconservadores, la cinematografía y la cultura? En cuanto a la salud, estoy seguro que las muchas mujeres que votaron por la susodicha alianza lo hicieron con la esperanza de que su voto generaría un gobierno respetuoso del cuerpo de la mujer y de su derecho a decidir, y no todo lo contrario, como lo establece la ideología de los diputados postulados por el hoy inexiste Partido Encuentro Social.
¿Las Comisiones fueron exigidas por los diputados pesistas o Morena en un alarde de ignorancia más que de generosidad las otorgó? En cualquiera de los dos casos el asunto es preocupante. Si los legisladores provenientes del interfecto PES exigieron las comisiones y los morenistas las cedieron, malo porque los minoritarios miembros de la desaparecida institución partidista no tienen la fuerza suficiente para exigir nada. De lo contrario, si fue una iniciativa de los legisladores de Morena el ceder estas importantes Comisiones, peor. Es lo malo de elegir a los diputados por la vía de la tómbola.
Tal vez para los morenistas no sea tan importante la cesión ya que cualquier iniciativa surgida de las Comisiones aquí referidas que vaya en contra del ideario de Morena —cualquiera que éste sea— pueden ser eliminadas por medio de la aplanadora legislativa que poseen. Pero aquí cabe recordar la frase —ya es lugar común— de don Jesús Reyes Heroles: “en política la forma es fondo”. Qué poco interés tienen y cuánta ignorancia demuestran los legisladores que hacen mayoría en tres temas de vital importancia. Al parecer no entienden que la cultura y la cinematografía, por sí mismas y como complemento de la educación, son indispensables para lograr la transformación del país.
Prensa fifí
El pasado lunes, se reunió con la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, el coordinador de Comunicación Social del próximo gobierno federal, Jesús Ramírez Cuevas, para analizar una nueva ley en materia de comunicación pública.
Al ser interrogado en referencia a lo manifestado por la Comisión Iberoamericana de los Derechos Humanos, en el sentido de que no sería sano para México que se repitiera lo que se vive en los Estados Unidos, donde el gobierno descalifica y considera noticias falsas lo que no le favorece, en clara alusión a los calificativos usados por el presidente electo, el vocero sostuvo que la frase “prensa fifí” que ha expresado repetidas veces el futuro mandatario no es una ofensa, es sólo una descripción que intenta explicar que los medios de comunicación tienen línea editorial (sic). Reiteró que no habrá censura. Menos mal, no habrá censura, sólo calificativos afrentosos para aquellos medios cuyas líneas editoriales no sean del agrado del jefe.
Todavía no comienza a ejercer sus funciones el gobierno anhelado por 30 millones de mexicanos —entre los que se encuentra el que escribe— y ya ha caído en grotescos errores. Lo diré a la manera del deporte al que el presidente electo es afecto: Aún no empieza el juego y ya llevan en contra dos strikes.
El próximo gobierno debería de crear una institución donde se diera crédito a los ciudadanos para comprar un iPhone; su nombre sería iPhonavit.
Última hora
Mientras redactaba yo lo que usted ya leyó, tras la inconformidad de organizaciones sociales y activistas, las bancadas de Encuentro Social y Morena acordaron reasignar las comisiones de Salud, Cultura y Cinematografía de la Cámara de Diputados a los legisladores del grupo mayoritario. Con esto Morena demuestra que es de sabios cambiar de opinión y se quita un strike.