Elecciones 2024
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La virulencia del último mes de las campañas presidenciales tiene una explicación. Y una lógica: la irrupción de los empresarios en defensa de las reformas estructurales —ya sea la energética o la educativa, principalmente, pero también están la laboral y la de telecomunicaciones— estuvo justificada ante el éxito de la agenda planteada por el puntero de la contienda, Andrés Manuel López Obrador.

El correlato de esa postura es axiomático: ni Ricardo Anaya ni José Antonio Meade habían mostrado tener los bríos suficientes para frenar al abanderado izquierdista. El mito de la invencibilidad de AMLO prevaleció, a pesar del “contraste” disfrazado de guerra sucia.

Anulados mutuamente, Meade y Anaya han disputado el segundo lugar. Las afrentas contra la honorabilidad del abanderado presidencial de Por México al Frente parecían funcionar, pero abruptamente fueron detenidas. Y casi al mismo tiempo comenzó a permear la idea de propiciar el “voto útil”… ¿a más de dos meses del Día D?

Tal vez la estrategia para posicionar al candidato oficialista pudo haber sido la adecuada, pero el miedo a AMLO y las acusaciones contra Anaya poco han ayudado para revertir las tendencias. El repunte en las encuestas nunca llegó y la definición de los candidatos pluris del PRI dejó heridos por todos lados. Dentro del tricolor quedó la impresión de que la “mesa de acuerdos” —que no era otra cosa que un mecanismo controlado desde Los Pinos para negociar posiciones— benefició sólo a los cercanos. Y también afloraron evidencias de las fricciones entre el equipo del candidato y los peñistas “de primera generación”.

El primer debate presidencial detonó las alertas dentro del war room oficialista, donde han vivido dos semanas de pesadilla. Ante los malos resultados, ¿quién tiene la culpa? El CEN partidista o el grupo compacto que rodea al candidato. El reparto de culpas por las fallas de la estrategia tuvo como principal saldo la “renuncia” de Enrique Ochoa Reza y la marginación de personajes como Alejandra Sota o José Ramón Martel.

Su permanencia, empero, no habría amainado el divisionismo, la apatía y, sobre todo, el desconcierto imperante entre los priistas. Todo lo contrario.

“Voy derecho y no me quito hasta la victoria el 1 de julio. Están avisados”, resumió Meade Kuribreña apenas tras el relanzamiento de su campaña y el estreno de René Juárez Cisneros como presidente del CEN.

Tal aviso es tajante pero, tal vez, tardío. Los hombres de negocios ya han definido que su alternativa, frente al poderío de AMLO, es el abanderado presidencial de la coalición PAN-PRD. Dentro del gabinete peñista y entre la nomenklatura también hay señales que apuntarían a que la única forma de romper con la inercia —una mezcla de desánimo y resignación— es fortalecer la opción con potencial de oponerse a AMLO. Entre los impulsores de esta línea estaría el canciller. Y eso explicaría el distanciamiento.

Los itamitas están peleados. Lo más impresionante, en todo caso, es la solidaridad que ha concitado Meade entre sus condiscípulos.

EFECTOS SECUNDARIOS

PASMADOS. ¿Victoria pírrica? Hace 10 días, los abogados de Elba Esther Gordillo habían conseguido un amparo de la jueza Rosa Montaño Martínez, titular del juzgado 15° de Distrito, quien resolvió a su favor en el incidente de suspensión derivado del juicio 352/2018 y que, en primera instancia, obligaría a la SEIDO a no cerrar la carpeta de investigación, paso previo a que el juzgador resuelva sobre los cargos que enfrenta la exlideresa magisterial. Los abogados de Gordillo buscaron el amparo de la justicia federal luego de que el pasado 26 de abril recibieran el oficio UEIORPIFAM/CGII/0921/2018, a través del que le notificaron la negativa para acordar su petición de acceso a la indagatoria, así como, en su caso, la oportunidad de desvirtuar la acusación que existe en su contra. La PGR presentó una queja y los magistrados del Octavo Tribunal Colegiado consideraron que, en efecto, es improcedente la suspensión definitiva para que la autoridad responsable no judicialice la carpeta de investigación, ya que es un procedimiento que no es susceptible de suspenderse.

RIVALIDADES. Las hostilidades también se han extendido a otros ámbitos, distintos a la arena electoral. Allí están los señalamientos del periodista Ricardo Alemán, presunta víctima de una persecución. “Sacan de contexto una escaramuza entre tres en Twitter y lo convierten (el retuit) en un horrible pecado”, se quejó el domingo antes de que perdiera sus espacios televisivos, “son tiempos de canallas. Y de viejas rencillas”. Este pleito coincide con los cuestionamientos que afronta el empresario poblano Ricardo Henaine, quien estaría en la mira de las autoridades fiscales, por un presunto fraude de más de 80 millones de pesos a los socios del club de futbol Puebla. Entre los dineros que no declaró al fisco se encuentran 30 millones de pesos que recibió de Francisco Bernat. Este pleito legal correrá en paralelo a la demanda interpuesta por Henaine contra los actuales dueños de El Heraldo por la propiedad del cabezal de esa publicación capitalina.

DEFINICIONES. En el INE hay preocupación por las cuestiones futbolísticas. Si la final del torneo de liga tiene como protagonistas al América y al Toluca, el juego definitivo sería el próximo domingo 20 en la capital mexiquense, lo que obligaría a ajustar el horario de transmisión del segundo debate presidencial que tendrá lugar en Tijuana esa misma noche.

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