Elecciones 2024
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* Tenemos 18 de las 50 ciudades más violentas del mundo

* En el Gobierno ya bajaron la guardia con respecto al COVID

* La zona limítrofe de Jalisco y Michoacán está sin control

MÉXICO, AHOGADO POR LA INSEGURIDAD.- Primero fue arenga de campaña proselitista y después cantaleta oficialista: La 4ª Transformación no podrá ser si no se pacífica a México. Pues no se pudo. Y tan no se ha podido, que a casi 40 meses de distancia de la toma de posesión de Andrés López Obrador como Presidente de la República, nuestro país está sumido en una violencia y en una inseguridad inimaginables. Inéditas. No hay política pública obradorista capaz de mitigar siquiera (ya no digamos acabar) los estragos que causa el crimen organizado a lo largo y ancho de todo el país. Ahí están las masacres, aunque piensen que pueden acabar con ella mediante decretos y mañaneras. Las cuentas alegres de doña Rosa Icela Rodríguez Velázquez, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) del Gobierno Federal, no se las cree ni ella. El narcotráfico está presente en todos lados, los huachicoleros siguen operando como Pedro por su casa, los turistas (nacionales y extranjeros) corren grave peligro en cualquier destino del país… *** ¿Y a qué obedece mi comentario inicial? Es que el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, A.C. recién dio a conocer el informe anual sobre el ranking 2021 de las 50 ciudades más violentas del mundo y, ¿qué creen? México aporta 18 localidades a esta nada honrosa lista. De hecho, las primeras ocho posiciones de esta especie de negro hit parade pertenecen a ciudades mexicanas: 1. Zamora, Michoacán; 2. Ciudad Obregón, Sonora; 3. Zacatecas, Zacatecas; 4. Tijuana, Baja California; 5. Celaya, Guanajuato; 6. Ciudad Juárez, Chihuahua; 7. Ensenada, Baja California y 8. Uruapan, Michoacán. ¿Se imaginan? Somos la crema y nata de la violencia y la inseguridad a nivel mundial. El año pasado nuestro país registró la friolera de 193.63 asesinatos violentos por cada 100 mil habitantes (la segunda cifra más alta registrada desde 2010), superando así a Estados Unidos, Brasil, Sudáfrica, Haití, Colombia, Jamaica, Honduras y Ecuador. Y, mucho ojo, esto no se trata de conversaciones injerencistas o conservadoras, mucho menos de complots opositores. Ésta es la verdadera realidad de nuestro país y no de una guerra de estadísticas, aunque muy seguramente en estos días ya aparecerá alguien que dirá tener en su poder “otros datos”.

¿COINCIDENCIA?- En la mente del Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de la Secretaría de Salud del Gobierno Federal, Hugo López Gatell-Ramírez y de la señora vicepresidenta… ¡perdón! de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, la pandemia por COVID en el país prácticamente ya acabó. Y a otra cosa mariposa. Los contagios presumen una reducción de siete semanas consecutivas y el porcentaje de vacunación es relativamente alto. El índice de mortalidad está en su porcentaje más bajo (94%) y prácticamente en las 32 entidades federativas mexicanas el patrón a la baja es ostensible, pero sobre todo presumible. ¡Somos todo un ejemplo a nivel mundial! Y todo este escenario de jauja coincide con el hecho de que estamos a unos cuantos días de que sea la jornada de revocación de mandato, así todos los mexicanos podrán salir de sus casas sin temor a nada el próximo domingo 10 de abril para participar en este ejercicio “democrático”. ¿Quién dice que los milagros no existen? Olvídense de que ayer en China aparecieron 5 mil nuevos contagios en un solo día y las autoridades de salubridad de aquel país ya están contemplando un enésimo confinamiento.

¿Y QUIÉN PODRÁ DEFENDERLOS?- La zona limítrofe entre los estados de Michoacán y Jalisco prácticamente está convertida en tierra de nadie. Urge que los gobernadores de estas dos entidades, el naranja Enrique Alfaro Ramírez y el morenista Alfredo Ramírez Bedolla, respectivamente, se sienten a dialogar y diseñar estrategias bipartitas encaminadas a combatir frontalmente al crimen organizado porque, de plano, en localidades como Jocotepec, Tamazua, Nuevo San Juan, Chapala, San José de Gracia y Aguililla se está viviendo un verdadero estado de guerra, con los cárteles controlándolo prácticamente todo. Y aquí también urge que el Gobierno Federal aporte su granito de arena, porque estos dos estados no cuentan con la infraestructura suficiente para hacerle frente a las distintas fuerzas delincuenciales que ahí convergen, coexisten y cohabitan ahí. Ya es hora de reconocer y admitir que los abrazos y no balazos no sirven para absolutamente nada. Los sicarios, los narcotraficantes, los malandros no van a salir a abrazar a nadie, están asesinando a decenas de personas y no todas son sus antagonistas, como se nos quiere hacer creer. Están muriendo civiles, está muriendo gente inocente, la actividad económica de esa zona está seriamente colapsada. Urge hacer algo, ¡pero ya!

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