Minuto a Minuto

Nacional Accidente en la autopista Tepic-Compostela deja seis muertos
En el choque de la autopista Tepic-Compostela se vieron involucrados tres vehículos la noche del 29 de diciembre de 2025
Nacional Sancionan a tres empresas por información falsa para contratos con el Gobierno federal
Tres empresas fueron sancionadas e inhabilitadas por brindar información falsa para efectuar contratos con el Gobierno federal
Nacional Secretaría de Salud lanza campaña para fomentar la donación de órganos y aumentar trasplantes
La Secretaría de Salud federal presentó una nueva campaña nacional para fomentar la donación de órganos en el país
Ciencia y Tecnología Alertan a usuarios Mac por nueva estafa de falso sitio de ChatGPT
Una nueva estafa con un falso sitio de ChatGPT lleva a las víctimas a instalar AMOS, un software que roba información personal
Nacional Murió Francisco Barrio Terrazas, exgobernador de Chihuahua
El Partido Acción Nacional (PAN) lamentó la muerte de Francisco Barrio Terrazas, gobernador de Chihuahua entre 1992 y 1998

El secretario de la OEA, Luis Almagro, ha llamado la atención sobre la frecuencia de asesinatos con tintes electorales que México registra desde que empezó la contienda.

“Un asesinato cada cuatro, cinco días”, dijo Almagro, “es un margen de violencia inaceptable en un proceso electoral. Nos preocupa sobremanera”.

La violencia, dice la nota de El País, de donde tomo las palabras de Almagro, no respeta siglas ni partidos. Su lógica, en efecto, no es partidaria (http://bit.ly/2Iv7IxJ).

Saúl López Noriega, autor de las entrevistas sobre riesgos electorales publicadas en la revista Nexos que he venido glosando en estos días, me llama la atención sobre el carácter, digamos, municipal de los homicidios.

Lo que les es común es que los candidatos o aspirantes muertos están en busca de posiciones en el ámbito local de la elección, el ámbito en que grupos criminales apoderados de la comunidad o con el plan de apoderarse de ella, quieren controlar los puestos en disputa para tener de su parte a la autoridad y mantener o inaugurar su dominio sobre esos territorios.

Para esto necesitan a los presidentes municipales más que a los gobernadores o a los diputados, porque son los munícipes quienes pueden darles la impunidad y la complicidad que necesitan, dejándolos, por ejemplo, nombrar al jefe de policía del municipio o pagándoles parte de la nómina municipal y lo que más se les ocurra.

Importa reiterar que estas conductas homicidas no tienen un alineamiento político partidario, no derivan de la rivalidad electoral, sino del propósito de control territorial por parte de las 240 bandas que operan en el país, temibles dueñas de pequeños territorios.

No digo lo anterior con ánimo de minimizar el problema, más bien al contrario. La fragmentación homicida puede crear su propia lógica de contagio y dar paso a un nuevo tipo de esas epidemias criminales que tan bien ha estudiado Eduardo Guerrero.

La repetición y la impunidad invitan a la epidemia homicida. El tamaño de la elección en puerta puede activar disputas criminales en muchos comicios locales que multipliquen la estadística de ejecuciones en el país.

Y contagio es contagio: la ejecución mafiosa puede saltar en cualquier momento del nivel municipal a los otros.

 [email protected]