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Con la vacuna antiCovid, este gobierno usa la argucia infalible de las telenovelas populares: vender esperanzas y no realidades, pues la gente prefiere la esperanza a la realidad. Por eso anuncia vacunas a diario, desde el 10 septiembre, aunque aún no haya vacunas.

El lunes, el presidente (contagiado y todo, aun estando en el grupo de riesgo por edad y padecimientos) se tomó tiempo para anunciar la llegada de 24 millones de dosis de la vacuna rusa Sputnik V. Ojo, “llegarán”: esperanza. Ojo, no están: realidad.

Puro humo: la vacuna rusa es un esperpento propio de la impericia y los secretismos de la era soviética, que provocaron el desastre nuclear de Chernóbil, por ser el único país que construía reactores refrigerados con agua… porque eran más baratos.

Moscú reservó como secreto de Estado los resultados de los estudios fase 3 de la Sputnik, por lo que se desconoce si esta sirve. Por ejemplo, 54 por ciento de los rusos no se la pondría aunque fuese gratuita, según una encuesta del centro ruso Levada.

Pero al gobierno mexicano lo que interesa es mantener la esperanza, aunque nunca llegue aquí. Sabe que eso, si funciona en las telenovelas, funciona para todo. Y así hizo el 10 y 29 de septiembre, 13 de octubre, 3 y 24 de noviembre, 2 y 29 de diciembre…

El 29 de diciembre, el presidente dijo que los días 11, 18 y 25 de enero México llegarían país los más grandes cargamentos de la vacuna Pfizer–BioNTech, lo cual no se produjo. La realidad es que todos sus proyectos de compra de vacunas están volando.

El hecho: este gobierno ni tiene vacuna ni tiene preparado un programa integral de aplicación, como exige una emergencia sanitaria universal inédita en más de un siglo. Vamos: ni siquiera pudo este invierno vacunarnos a todos contra la influenza.

Sin embargo, hay que insistir en que tenemos un gobierno pésimo en las artes de la gobernanza, pero eficaz en la propaganda de no solo construir castillos en el aire, sino de habitarlos y hasta colgarles cuadritos de paisajes y plantitas plásticas y todo eso.

Hasta ahora le funcionó, gracias al control de medios. No fue gratuito que el presidente llevara a cuatro dueños de televisoras al único viaje que ha dado en su mandato: a hacer campaña para Trump, durante el pasado proceso electoral estadounidense.

Son esos medios los que llegan a la inmensa mayoría de seguidores del presidente, a quienes vacunan cada segundo con la esperanza: desde que el 10 de septiembre el gobierno anunció que “México tendrá vacuna”.

Porque el éxito de este gobierno está en que conoce bien a quienes gobierna.

Que prefieren las esperanzas, a las realidades.