El control de los jueces no podía estar más acotado, vigilado, y amenazado por el ejecutivo. Y a eso llaman la democracia perfecta
A esa increíble marranada que la señora presidente quiere disfrazar como una prueba de que México es el país más democrático del mundo, porque “el pueblo” eligió a su poder judicial el primero de junio, le van saliendo cada vez más las costras de lodo. Costras de las que no se va a poder deshacer durante varios años.
Ya no se trata solamente de los acordeones, los acarreos, las intimidaciones, la compra de votos en efectivo y el aprovechamiento de la ignorancia de los votantes para confundirlos y propiciar un voto a favor de Andrés Manuel, que diga, Andy.
Ya no se trata del desfiguro de la presidente prohibiendo a la OEA (que no tiene méritos en ningún campo que no sea su condición de ministerio de asuntos coloniales de los Estados Unidos) que siquiera recomiende a los países vasallos no reproducir el espurio y vergonzante modelo mexicano de reforma judicial.
A pesar de que todo ello integra un expediente que debiera anular el proceso de junio primero, los alegatos en pro y en contra de la integración de la “nueva” judicatura -que sorpresivamente coincide con las recomendaciones de los famosos acordeones- no son más que una cortina de humo para olvidar el segundo objetivo en el ataque para entregar a todos los juzgadores en charola de plata al papi de Andy.
Porque el primer impulso para destruir el deficiente sistema judicial de México no se le escapa a nadie: nació del berrinche del papá de Andy porque en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, poder autónomo en el papel, no aceptaron sus iniciativas y propuestas “sin tocarle una coma”, como era su credo y deseo. Ahí nació la iniciativa de cinco de febrero de destruir la república de la separación de poderes.
A la chita callando ha quedado establecido el segundo triunfo del papá de Andy: el invento del Tribunal de Disciplina Judicial, que a partir del 1º de septiembre suplirá al Consejo de la Judicatura Federal.
Esta nueva tremenda corte será la encargada de juzgar a los jueces, incluyendo a los de la Suprema Corte. Los cinco integrantes serán los encargados de calificar a los juzgadores y eventualmente sancionarlos administrativamente, al grado de anular sus resoluciones, o incluso dictaminar su destitución. Lo cual en sí no es negativo; sí lo es la composición de esta nueva inquisición judicial, en donde de las tres mujeres y dos hombres, por aquello de la paridad, tres individuos son incondicionales del papá de Andy: Celia Maya García, Eva Veronica de Gyvés y Bernardo Bátiz. Los tres tienen su cordón umbilical en el lopezobradorato.
De Indira García y Rufino León ya nos enteraremos.
El control de los jueces no podía estar más acotado, vigilado, y amenazado por el ejecutivo. Y a eso llaman la democracia perfecta.
PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no dejan entrar sin tapabocas): Las calles de Los Ángeles, la segunda ciudad con más mexicanos en el mundo, están regresando al pasado. Estamos en el México de 1968, con la misma rabia de los policías y soldados contra los manifestantes que se oponen a una política racista, injusta, prejuiciada y feroz.
Por el momento, el saldo de los enfrentamientos callejeros es una cincuentena de detenidos, sobre los que pende la segura deportación. Si las cosas siguen así, pronto habrá sangre. De una bala accidental o intencional, de un estrangulamiento como los que ya vimos con los negros.
No debemos olvidarnos que los graves hechos del 68 comenzaron con pequeñas manifestaciones y fieras represiones. Aquí y en París. Eventualmente, con pequeños brotes de la primavera de Praga.