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Nunca llegarás al final de un viaje,
si te paras a tirar piedras a cada perro que te ladre:
Churchill

De acuerdo con el Doctor Felipe López Veneroni, “regresar a una nueva normalidad es filosófica y empíricamente imposible. Si le hacemos caso a Heráclito y su principio de Panta Rei, no hay nada a lo que podamos regresar, puesto que todo cambia”.
En efecto, parece más sensato construir una nueva normalidad, que regresar a algo que ya no existe. Por ello, suena menos absurdo construir nuevas realidades que quedarse varados en el pasado. Cabe entonces señalar que la nueva normalidad a la que transitamos, estará acompañada de varias anormalidades que, necias, no quieren desaparecer.

Queda claro que algunas de esas anormalidades son parte del mundo que hasta ahora hemos construido y que será bastante complicado sacárselas de encima. He de mencionar sólo cuatro factores que seguirán comprometiendo esa nueva normalidad y su futura construcción.

1) Pobreza: De acuerdo con estimaciones del Banco Mundial, entre 40 millones y 60 millones de personas caerán en la pobreza extrema (vivir con menos de USD 1,90 al día) en 2020, como resultado del COVID-19. En el caso de México, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) indica que el impacto económico del virus en México podría aumentar la pobreza por ingresos entre 7.2 y 7.9%. Esto significa que entre 8.9 y 9.8 millones de personas se sumarán a la población con recursos insuficientes para adquirir una canasta alimentaria, bienes y servicios básicos.

2) Inseguridad: Los datos del INEGI muestran que 7 de cada diez mexicanos se sienten inseguros en sus ciudades. La percepción de la inseguridad de los ciudadanos mexicanos ha aumentado, ni siquiera el cambio de gobierno ha impactado en una mejoría en el tema de la seguridad pública. Una nueva normalidad tendrá que modificar esas percepciones.

3) Empleo: La reactivación económica del país pasa de manera inevitable por la creación de empleos. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que, como resultado del menor dinamismo de la economía, este año cerca de 172,000 personas se sumarán a las filas del desempleo en México, situación que se extenderá hasta el 2021. De acuerdo con las Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo: Tendencias 2020, el organismo internacional estima que la tasa de desocupación en México pasará de un 3.7% en el 2020 a 4.1% en el 2021.

4) Salud Mental: Otro impacto mayor post-pandemia será en materia de salud mental. Los cuadros de angustia, depresión e intentos suicidas serán pan de cada día. Antes del virus los trastornos mentales afectaban a casi el 30 % de la población en nuestro país, pero solo uno de cada cinco recibía un tratamiento, de acuerdo con la Asociación Psiquiátrica Mexicana (APM). Hay poca conciencia sobre los trastornos mentales en México, pues el 85 % de las personas enfermas no recibe atención, y quienes la reciben tardan desde siete hasta 30 años en obtener un tratamiento.

A todo ello podemos sumar la creciente fragmentación ideológica. No está fuera de lugar mencionar que al término de la Primer Guerra Mundial contaminada también por el virus de la gripe española, surgieron el fascismo y el comunismo. El resultado, la Alemania Nazi y el Comunismo Soviético. El virus puede provocar nuevamente regímenes absolutistas que pueden agravar los problemas económicos.
Hegel escribió que lo único que podemos aprender de la historia es que no aprendemos nada de la historia. Dudo que el virus nos haga más sabios. El virus ya modificó nuestras formas de interacción y hasta ahora lo más claro, es que el COVID-19 está dejando una estela de ansiedad y desastre económico.

La nueva normalidad habrá que construirla sobre las ruinas de la antigua, abandonado el aislamiento, derribando muros, construyendo solidaridades. Asegura Zizek que, si los Estados se aíslan, “comenzarán las guerras”.

En este sentido, el Dr. Hugo López Gatell señala que “la pandemia debe dejarnos lecciones aprendidas sobre cómo nos comportamos y tratamos a los demás. También sobre como tratamos al planeta. Sobre el consumo desmedido y la injusticia social.

Sobre la insensibilidad al sufrimiento y nuestro egoísmo exacerbado. La nueva normalidad es una gran oportunidad de cambiar este modelo”.

El Coronavirus es un ensayo general para el inminente cambio climático que será la próxima gran crisis. La actual coyuntura abre la oportunidad de reorientar nuestras condiciones de vida, sin embargo, escucho a quienes organizan las llamadas Fiestas Covid y siento lejana la posibilidad, así como la esperanza, de que la crisis viral nos permita centrarnos en lo esencial de nuestras vidas.

De la libreta
a) La Comisión Nacional de Derechos Humanos advierte que el “grave” incremento en las cifras de violencia contra las mujeres y menores de edad en tiempos de confinamiento están derrumbando la idea de que el hogar es un espacio seguro para ellas y ellos. Las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional muestran que, de enero a marzo de este año, en promedio, 10,6 mujeres fueron asesinadas al día.
b) La UNAM presentó un Atlas de vulnerabilidad en zonas metropolitanas ante el COVID-19. William Lee, Coordinador de la Investigación Científica de la máxima casa de estudios, señala que es una herramienta que mira con una nueva lupa a las zonas metropolitanas donde se concentra el 60 % de la población y en donde el virus ha tenido un mayor impacto.