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En vísperas del fin de año (29 de diciembre, en Tlaxcala), la presidenta Sheinbaum aventuró la insensatez de que la elección popular de jueces, magistrados y ministros “nos hace ser quizá el país más democrático que haya sobre la faz de la Tierra…”.

Literal:

“Decía que se cierra este año. Y fíjense lo que ocurrió en estos últimos tres meses y medio en nuestro país, cambios muy importantes en la Constitución de la República. Digo que: recuperamos el sentido social y recuperamos el sentido patriótico de nuestra Constitución, gracias a senadores, senadoras, a diputados, diputadas federales. Este año, fíjense, se aprobó algo único en México y en todo el mundo: el próximo año, el primero de junio, gracias a la reforma o a una de las reformas a la Constitución, el Poder Judicial va a ser electo por el pueblo de México. Es decir, ya se elige democráticamente a la Presidenta o al Presidente de la República, al Poder Ejecutivo, se elige democráticamente al Congreso, a la Cámara de Diputados, a la Cámara de Senadores. Pues ahora se va a elegir democráticamente a jueces, magistrados, magistradas y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Eso nos hace ser quizá el país más democrático que haya sobre la faz de la Tierra. Dicen nuestros adversarios que “hay autoritarismo”. Pues, ¿cómo si es el pueblo quien decide? La democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo; y ahora, el Poder Judicial va a servir al pueblo de México y a la nación, como debió de haber sido siempre. Así que el 1 de junio del próximo año entre todos y entre todas vamos a elegir a ministros y ministras de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, algo histórico. Y debemos hacer una elección muy participativa…”.

Su dicho implica que la Constitución había perdido su sentido social y patriótico, pero fue recuperado por las mayorías nacionalpopulistas en el Congreso, lo cual es falso.

¿Dónde la Constitución de 1824 y 1917 decía que jueces, magistrados y ministros debían “servir al pueblo” y ser electos en las urnas?

En ninguna parte.

Que de la democracia electiva México transite a la democracia participativa es de celebrarse y apoyarse, pero no si se impide, como lo hace el lopezobradorismo, la democracia deliberativa.

Si la elección en la urnas de los tres poderes determinan el grado democrático de la nación, solo en el Legislativo y el Judicial se toman decisiones por votación, pero nunca en el Poder Ejecutivo, que recae en una sola persona.

¿Claudia Sheinbaum está dispuesta a someter a votación de sus achichincles sus decisiones? ¿Permitiría que sus mandos militares y las órdenes que den fueran votadas por sus subalternos? ¿Replicaría la fórmula en Petróleos Mexicanos, la Comisión Federal de Electricidad o en secretarías como las de Salud y Educación?

Por supuesto que no.

Y menos con la demencial elección cuatrotera de juzgadores que dinamita la separación republicana de poderes y hará de la democracia mexicana, eso sí, el hazmereír del mundo…