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En Estados Unidos mueren por arma de fuego 29.7 personas por cada millón de habitantes. En Canadá, 5.1. En Alemania 1.6. En Australia 1.4.

La razón de esta disparidad salvaje es que Estados Unidos, con solo 4.4% de la población del mundo, tiene dentro de sus fronteras a la mitad de la población civil del mundo que posee un arma.

Los ciudadanos estadounidenses armados de esta manera pueden sorprendernos cada vez con el tipo de matanza que sale de sus arsenales privados. Pero no con que habrá una matanza.

El mejor texto que leí a este propósito lo publicó Néstor Ramos en The Boston Globe, hace unos días. Se titula: “Ya sabemos lo que sigue”.

Los tiroteos masivos, dice Ramos, parecen seguir “el mismo triste guión”:

El homicida será un hombre, incluso un niño.

Usará un rifle semiautomático, un AR-15 o algo parecido, con muchos magazines llenos de balas.

El arma habrá sido comprada legalmente.

El homicida entrará a una escuela, un concierto o un edificio público y abrirá fuego sobre una multitud inocente.

Mientras dispara, empezarán a circular textos, videos y mensajes de las víctimas, dando cuenta en tiempo real de su terror.

Las televisoras exhibirán los videos.

Sabremos de héroes que actuaron con valentía solidaria durante los hechos.

Sabremos que el asesino era anormal, cruel con los animales, había dado muestras de desequilibrio mental, había perdido su trabajo, le pegaba a su mujer.

Habrá un coro de voces preguntando por qué cualquiera puede hacerse de un arma así, y alguien tan problemático.

Habrá otro coro acusando al anterior de “politizar la tragedia”. Otro coro habrá diciendo que si las víctimas la hubieran tenido habrían podido defenderse. Entre estos últimos, Donald Trump.

Salvo en la familia, los deudos y la comunidad agredida, el duelo se perderá pronto en la memoria.

Luego vendrá la siguiente matanza, siguiendo este guión.

Todo esto sucederá otra vez, dice Néstor Ramos. Lo sabemos desde ahora. Salvo por las tres cosas claves que no podemos saber antes de que el guión se repita:

Quién, dónde, cuántos.

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