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Al leer los periódicos o navegar por los portales noticiosos de Internet son más las malas noticias que uno encuentra que las buenas. Así está el mundo y nuestro país no se diga.

Entre las malas noticias me encontré con una nota emitida por la agencia Reuters referente a un estudio sobre calidad de vida en los 34 países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) -incluye países de economía avanzada, como Estados Unidos, o emergentes, como Turquía-, publicado el pasado lunes, en el que nuestro país salió reprobado en seguridad, salud, ingreso disponible y acceso a Internet.

Ocupamos el último lugar en seguridad -¡y cómo no! Aparecemos con un promedio de 22.9 homicidios por cada 100 mil habitantes -más las fosas clandestinas que aparezcan en la semana- 22.9 homicidios son muchos, sobre todo al enterarnos que en las naciones de la organización el promedio de homicidios por cada 100 mil habitantes es de 4.2 por ciento.

En cuanto al ingreso disponible por familia, México quedó en penúltimo lugar, con una entrada de 6 mil 544 dólares por hogar. El promedio anual de los países integrantes es de 18 mil 907 dólares.

México aparece en último lugar en términos de hogares con acceso a Internet de banda ancha, con 25 por ciento, contra 67.2 por ciento del promedio.

Sólo 40 por ciento de la fuerza laboral tiene certificado de secundaria, el promedio de los países de la OCDE en este tema es de 74.6 por ciento.

Para acabarla de amolar, según el referido estudio, mientras las demás naciones de la organización tienen un promedio de vida de 79.5 años, el de nuestro país es sólo de 74.2 (en esta cifra se toma en cuenta desde los recién nacidos hasta los líderes de la CTM).

Pero ya vendrán otros estudios, otras encuestas, donde nuestro querido México sobresalga dentro de la OCDE. Por ejemplo, podrán elaborar un estudio que indique lo que ganan los funcionarios públicos. Dudo que en esa faceta haya un país que supere los 333 mil 284 pesos mensuales que ganan los ministros de la Corte; los 375 mil 500 pesos que recibe cada mes el gobernador del Banco de México -más 3 mil pesos diarios para alimentos-; los 2 millones 375 mil 502 pesos que ganan anualmente nuestros secretarios de Estado; o el millón 978 mil 276 pesos, más compensaciones, que cobran cada 365 días los honorables senadores de la República; o el millón 524 mil 151 pesos más prestaciones que perciben nuestros diputados por año.

Ahí sí que nos pongan al país que sea que, como diría el clásico, nos la persignan.

La buena

Fue en El Economista de donde leí la noticia buena: un reporte de Lilia González por el que nos enteramos de que el jefe del SAT, Aristóteles Núñez, “en una conferencia de prensa advirtió que todas las empresas están obligadas a expedir la factura electrónica a sus clientes y no un simple Ticket, así que de no hacerlo se harán acreedoras a una multa económica que va de 12 mil a 69 mil pesos por cada hecho, o bien podría ser sancionada con la clausura del negocio. Mencionó que se ha detectado -¡vaya hasta que se percataron!- a muchos comercios y servicios de todos los giros que otorgan un ticket simple a sus clientes por consumos y les piden indebidamente que generen su factura electrónica”.

Aquí el redactor de estas líneas va a pasar a adornarse y a recordarles a sus lectores que él abordó este tema en una columna del 31 de julio titulada “Menstruación hacendaria”, donde refirió lo injusto que resultaba para el contribuyente, además de pagar una altísima tasa tributaria, tener que elaborar las facturas que mañosamente los comerciantes escamoteaban aún a través de Internet -tras de cornudo apaleado.

El tiempo y don Aristóteles me dieron la razón. Ahora falta que me la den los comerciantes cuando les pida una factura y me digan: “Bájela de Internet”. Yo, que guardaré el recorte de la noticia, se lo mostraré y le diré: “Usted tiene la obligación de expedir mi factura de otra manera, como dice aquí, multarán a esta empresa”. Lo más probable es que el cajero al que me enfrente no esté enterado de la nueva disposición o argumente: “Mire en eso estamos, pero mientras se implementa lo que viene siendo el nuevo programa, no estamos manejando el envío de facturas electrónicamente, así que la va a tener que bajar usted”.

Cuando lo anterior suceda, sé que me voy a enojar y apoyado por la nota de nuestro periódico voy a alegar y a subir la voz como acostumbro. Y entonces voltearé a ver al cliente que viene detrás de mi en busca de su apoyo para que le diga al empleado que los contribuyentes tenemos razón, pero éste, como ya me ha sucedido, mirará hacía el techo disimulando, como si no me viera, mientras piensa: ¡Qué oso de este pinche loquito que se pone a las patadas con Sansón!

La peor

Leo: “Cayó el crudo”. Enseguida pienso en el gobernador de Guerrero, Ángel Heladio Aguirre, pero no. Se trata del petróleo mexicano, que el lunes cerró debajo de los 84 dólares el barril. Cinco dólares menos de lo presupuestado por Hacienda.