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Leo en The New York Times un análisis que otorga sentido a lo que parecen piezas sueltas en las decisiones de Trump sobre América Latina.

Según este análisis, de Jack Nicas, Trump quiere actualizar la doctrina Monroe, reaplicar su lema: “América para los americanos”.

La doctrina Monroe, de 1823, quería impedir la intervención de las viejas potencias europeas en el continente americano.

La palabra americanos quería decir entonces “los nativos de América”, pero ya tenía en inglés, también, el significado de estadunidenses, como lo sigue teniendo.

De modo que el sentido segundo del apotegma era América para los estadunidenses, a los que el presidente Monroe veía, no sin clarividencia, como los hijos de la potencia emergente del nuevo mundo y los beneficiarios mayores de la contención del viejo.

Como potencia mundial en el siglo XX, Estados Unidos impuso sus condiciones en América Latina durante la guerra fría, para combatir el comunismo, y prohibió al efecto dictaduras militares anticomunistas.

Luego, al caer el Muro de Berlín, fomentó el paso de las dictaduras a la democracia. Después de las Torres Gemelas, Washington se olvidó de América Latina y se fue de cruzada al Medio Oriente.

Ahora Trump quiere revivir a Monroe, limitar la influencia de China y Rusia en América Latina e imponer los intereses estadunidenses sobre las economías, los recursos naturales y los gobiernos de la región.

No se puede decir que no ha avanzado. Tiene arrinconadas a las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela, esta última bajo amago militar.

Tiene gobiernos amigos en Argentina, El Salvador, Bolivia, Ecuador, Perú; acuerdos de libre comercio con gobiernos afines de Centroamérica; domina el Caribe, y Chile votará a la derecha este año. México, Brasil y Colombia resisten su paso, pero no cuando los aprieta en serio.

En el diseño casero de Trump, Estados Unidos no puede ser una potencia mundial si no manda en su continente. Y hacia allá va, en pos de su doctrina Donroe.

No es casual que tenga frente a las costas de Venezuela el mayor portaaviones de la flota americana. Tampoco es casual que China haya mostrado en estos días un portaaviones igual o superior.

La pugna global exhibe sus juguetes.