Elecciones 2024
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Y ahora, el brexshit.  Florestán

 

Cuando Andrés Manuel López Obrador formalizó su alianza con la coordinadora de Oaxaca y Chiapas, era otra coordinadora y otra la situación. No se había escalado la crisis a los niveles que hoy se viven y que apuntan para peor.

Tras las elecciones del 5 de junio, un querido amigo me habló de la genialidad de dicha alianza, en lo que no estuve de acuerdo.

Es posible que para los diletantes y sobre todo para su feligresía sea la gran, que no santa, alianza. Todo lo que él diga o haga, calle o deje de hacer, es aceptado por su asamblea. Palabra del Señor.

Sin embargo, yo veo una desventaja electoral y una contradicción discursiva.

En lo electoral, la coordinadora no le suma al proyecto, como lo vimos en las elecciones de Oaxaca, porque la gente de ese estado, el votante, como lo ven ellos, no está con esa coordinadora.

Los oaxaqueños están hartos, como hartos están los chiapanecos, de ser rehenes y víctimas del movimiento que los ha dejado sin empleo, sin ingresos, sin espacios urbanos, sin clases; aislados por los bloqueos, con las tiendas vacías, por el desabasto, los comercios cerrados, con un encarecimiento por la escasez, sin gasolina y en el marco de la violencia. Y en medio de esto, la situación que viven millón y medio de oaxaqueños de los más pobres en 40 municipios, en una crisis humanitaria por la falta de abasto de los productos Diconsa que no han podido llegar a mil 800 tiendas que, a su vez, no pueden distribuir lo más elemental de su elemental dieta: leche en polvo para los niños, frijol y maíz.

En estas condiciones, no los veo votando por Morena, que se asocia a esa anarquía, como no votaron por sus candidatos en las pasadas elecciones, y difícilmente los veré, como dicen ya, votando por un candidato que va en alianza con el origen de todos los males de los oaxaqueños.

Lo mismo vale ya para Chiapas.

Eso en cuanto al inconveniente electoral.

Por lo que toca a la contradicción discursiva, López Obrador ha sido un promotor de la no violencia y presume, con razón, que en sus movimientos no se ha roto ni una ventana, lo que es cierto.

Pero sus aliados en Oaxaca y Chiapas, con su violencia, niegan ese discurso y él no se ha pronunciado.

Por eso, la de López Obrador con la coordinadora, es una alianza, para mí, improductiva electoralmente y en lo discursivo, contradictoria.

Pero cada quien hace sus cálculos.

RETALES

1. MANO. Ana Lilia Herrera dejó el Senado para encartarse en la sucesión del Estado de México desde la Secretaría de Educación de Eruviel Ávila;

2. PRIMERA LLAMADA. Carolina Monroy, presidenta interina del PRI, declaró en Veracruz: que la conducta de Javier Duarte puede ser legal, pero no ética. ¿Y luego? Y

3. VETO. ¿Quién mando a la turba de Xalapa a apedrear a Ricardo Anaya, presidente del PAN, a Miguel Ángel Yunes, gobernador electo, y Santiago Creel? Podría haber sido una tragedia. Se tiene que investigar.

Nos vemos mañana, pero en privado

 

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