Elecciones 2024
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“El problema no es el problema…el problema es mi reacción al problema”:
Abraham Askenazi

Desestimar la consulta popular del pasado 1 de agosto es contrario a todo sentido democrático. Una consulta popular abrió la puerta para la caída del régimen fascista de Pinochet en Chile. Cuando estamos acostumbrados a que la sociedad política tome las decisiones vinculadas a las políticas públicas, a la sociedad civil solo queda el resquicio de la queja cafetera.

La democracia participativa es una variante política que abre las puertas a la participación ciudadana para la toma de decisiones públicas. No estamos acostumbrados a ello, y en ese contexto, se entienden las críticas de quienes están habituados a la falta de consensos y a la imposición autoritaria.
Que 7 millones de ciudadanos se hayan expresado a favor de juzgar los actos del pasado, no es un dato menor, es la expresión significativa de un sector social que desea revertir la tradición autoritaria y de impunidad vigente en el país. La gente sigue sin entender como alguien que roba un desodorante puede acabar en la cárcel por años, mientras que funcionarios de gobierno se pueden convertir en multimillonarios sin que un pelo de justicia les alcance. Ese es el fondo simbólico de la primera consulta popular cobijada por el Estado con todas sus virtudes, pero también con todas sus fallas.

Más allá del simbolismo y del alcance numérico de la consulta se encuentran las implicaciones políticas del ejercicio. Es obvio que en Palacio Nacional no cayó bien ni la gestión ni el resultado de la consulta, y los efectos ya se empezaron a sentir en Gobernación, en Bienestar y en la propia Presidencia.

La primera baja ya se registró en el Palacio de Covián. Fue destituido Jorge Alcocer, quien fungía como coordinador de asesores de la Secretaría Sánchez Cordero, y un hombre cercano a Julio Scherer, abogado del Presidente y personaje vinculado a Manlio Fabio Beltrones. A Alcocer, hombre surgido en la izquierda, apreciado por sus opositores como un hombre “inteligente y buen tribuno”, no le funcionó su estrategia de negociación con los hombres del INE: Córdova y Murayama. Las diferencias con la Secretaría ya no aguantaron más.

Queda claro que el Presidente va por modificar la alineación del Consejo General del INE, y esa será una de las primeras negociaciones en el nuevo Congreso. El ejecutivo quiere un organismo electoral a modo. La transformación se asegura en Palacio “requiere más de 6 años”.

El impacto social de una consulta poco concurrida requiere de una decisión con mayor impacto, y a pesar de que los resultados no son vinculantes, existe la convicción de hacer “cumplir la ley” como muchos lo piden, y crece la “necesidad política” de enjuiciar a un ex Presidente. Las baterías se enderazan contra quien en Palacio Nacional se le acusa de “robarse” la Presidencia en el 2006.

Sin embargo, para que la transformación pueda extenderse por un lapso mayor requiere de una figura que aglutine no solo los anhelos morenistas, sino las conveniencias de sus aliados e incluso del PRI donde se confrontan quienes deciden apoyar al gobierno y quienes quieren tomar distancia.

El problema es que resulta muy complicado que el triunvirato aliancista se sostenga hasta el 2024. Se ve improbable a un priista o a un perredista como candidato del Pan. El partido blanquiazul fue el que obtuvo mejores resultados durante la pasada elección, y tiene una mejor proyección de cara a la elección presidencial.
Dirán algunos que el siguiente hándicap presidencial antes del 2024 está en la revocación de mandato a realizarse en marzo del 2022. Sin embargo, más allá del resultado de esa nueva consulta popular, resulta que, si la decisión es en el sentido de revocarle el mandato, la norma no se puede aplicar de forma retroactiva.
Es un hecho que, el resultado tendrá un impacto en el deseo transexenal de la transformación, y en su candidato a candidata. Así que el panorama no pinta halagador para la 4T.

De la libreta
° Sigue la disputa en el Pri. El gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, mantiene su confrontación con Alejandro Moreno, a quien van a revivir desde Campeche, acusaciones por corrupción y enriquecimiento ilícito.
° El señalamiento público del subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas, al senador Ricardo Monreal, es una muestra más de los desencuentros entre el gobierno y el poder legislativo. Impensable en anteriores gobiernos cuando todos callaban.
° El subsecretario de Salud, Hugo López Gatell rechaza que existan desencuentros con el Presidente López Obrador. Asegura que son “falsas” las versiones sobre supuestos regaños presidenciales y señala que esas versiones periodísticas no lo ofenden ni las toma como algo personal. Dice que el estilo “es característico de las columnas contratadas”.

@HectorHerreraAR