En 2024 volveremos a la democracia de los gobiernos divididos. Las opciones son: 1. Que ganen Morena y el oficialismo. 2. Que gane la oposición, unida o no, en torno a un candidato presidencial
Pasó la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, el aeropuerto volvió a su soledad en Santa Lucía, pero siguen presentes los hechos de la mitad menguante del gobierno. Conforme pasan los días es claro que la economía no tiene motor, como ha dicho un subgobernador del Banco de México. El régimen camina a la entrega de un sexenio económico perdido.
El Presidente parece volcado a la arena electoral, con una ofensiva redoblada para someter al INE, y diversas estrategias judiciales para contener a sus competidores. Crece el descontrol sobre los pleitos internos en la cúpula político-judicial del gobierno.
Aparecen en la prensa competidores inesperados en la sucesión presidencial adelantada, con el secretario de Gobernación. Vemos a un Presidente enervado y radicalizado, en campaña, mal eligiendo enemigos.
Quizá le preocupa que tiene una hacienda sin recursos para su especialidad electoral, que es repartir dinero a clientelas afines. Dicen algunos expertos que puede endeudarse sin riesgo.
Rumoran las columnas de los diarios que mira con apetito hacia las cuentas de ahorro privadas, las Afores, en busca de los recursos indispensables para la recta final electoral de su gobierno, que empieza con la Revocación de Mandato, en abril. El Presidente muestra sus recursos extra electorales: abraza al Ejército como aliado, como pueblo uniformado.
Se mantiene dominante en el podio.
Pero el sexenio está en su mitad menguante y su final anunciado son las elecciones de 2024.
Respecto de lo que pasará en esas elecciones, tengo una certidumbre y dos opciones. La certidumbre es que quien gane la Presidencia lo hará por minoría y tendrá minoría en el Congreso.
En 2024 volveremos a la democracia de los gobiernos divididos. Las opciones son: 1. Que ganen Morena y el oficialismo. 2. Que gane la oposición, unida o no, en torno a un candidato presidencial.
En ambos casos, creo, quien gane lo hará por minoría.
El presidente electo en 2024 tendrá que gobernar hablando con los demás. Y enfrentará el dictado terco de los hechos heredados: Tendrá que replantear, más que continuar, lo hecho y lo deshecho por la llamada cuarta transformación. Porque más de lo mismo, no creo.