Más modestamente, pero otros 704 firmantes de la lista de la “Asociación Civil que Siga la Democracia” tenían sentencia firme y estaban presos el día de sus firmas
Se suele decir que México tiene una democracia sin demócratas. Es un lugar común que denuncia a la vez una verdad histórica y un hueco civilizatorio.
Los deberes y los derechos de la democracia no se han vuelto algo normal, una especie de segunda naturaleza en nuestra cultura cívica, ni, mucho menos, en la conducta de nuestros políticos profesionales.
El impulso continuo de los partidos y los políticos que han legislado las exigentes reglas de nuestra democracia, hijas de la desconfianza más puntillosa, ha sido darle la vuelta a sus propias restricciones y sacar ventajas en la competencia política a la legalita o a la legalona, como era el dicho canónico y el hecho rutinario de la era del PRI. Acabamos de tener una muestra chusca, pero muy elocuente, de lo que significa tener una democracia sin demócratas.
El INE recibió 11 millones de firmas para pedir la revocación de mandato (1.3 millones por la vía digital y 9.7 por la vía impresa). Revisó luego minuciosamente una muestra representativa de las peticiones recibidas. Encontró, nos informa el consejero Ciro Murayama, 21 por ciento de “inconsistencias” en la vía digital y 22 por ciento en la impresa (aquí el video).
Cuando se baja a ver de qué se tratan esas inconsistencias, aparece una muy imaginativa entidad llamada “Asociación Civil que Siga la Democracia” que entregó peticiones ciudadanas firmadas en papel con las siguientes características: 49 mil 932 de sus firmantes habían sido dados de baja del listado nominal de electores.
De ellos, 28 mil 480 habían dejado de tener su credencial vigente hacía una década. Otros 17 mil 776 firmantes habían causado baja también entre los electores, por la inexorable razón de haber perdido la vida y haber sido reportados como difuntos.
Más modestamente, pero otros 704 firmantes de la lista de la “Asociación Civil que Siga la Democracia” tenían sentencia firme y estaban presos el día de sus firmas.
Conviene insistir en que estas cifras provienen de la revisión que hizo el INE de una muestra estadística, no del total de las peticiones que recibió. La “Asociación Civil que Siga la Democracia” logró en sus peticiones una proeza que hasta ahora sólo había logrado el PRI: hizo votar a los ausentes, a los presos y a los muertos.