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En el año 2005, el entonces presidente Vicente Fox persiguió judicialmente a Andrés Manuel López Obrador para apartarlo de una candidatura presidencial.

Ahora, en 2021, el presidente López Obrador repite la conducta de Fox y persigue judicialmente a Ricardo Anaya, un posible candidato presidencial que se cruza en su camino por segunda vez. Poderosa simetría: el posible candidato a la Presidencia perseguido por el presidente en 2005 es el presidente que persigue en 2021 a otro posible candidato presidencial.

El perseguido presidencial de hoy, Ricardo Anaya, fue también el perseguido presidencial de 2018 por otro presidente, Enrique Peña Nieto, quien le imputó delitos en plena campaña de aquel año para favorecer al otro candidato de la contienda: López Obrador, el actual presidente. La acusación de Peña Nieto acabó siendo reconocida como falsa por la propia autoridad al terminar la elección.

Supimos en su momento por qué delito se perseguía a López Obrador: por violar un amparo para hacer un camino que como autoridad juzgaba de utilidad pública. No sabemos los delitos por los que se persigue a Anaya el día de hoy, salvo, genéricamente, por cohecho, asociación delictuosa y lavado de dinero, con penas acumulables de 30 años de prisión. Ricardo Anaya debe tener el récord Guinnes de candidatos presidenciales perseguidos judicialmente más veces en menos tiempo: dos, entre febrero de 2018 y agosto de 2021.

Anaya fue citado a comparecer hoy ante la acusación que le hacen. Tiene dos opciones: presentarse, quedar vinculado a proceso y sentenciado a prisión preventiva. O no presentarse, dejar suspendido el proceso y quedar expuesto a que le giren orden de presentación o de aprehensión, y al fin de extradición si, como ha dicho él mismo, está en el extranjero. Las dos opciones son malas: entregarse a la prisión preventiva por el tiempo que dure su juicio o volverse un prófugo en México, sujeto a extradición fuera de México.

La persecución presidencial a López Obrador disparó su popularidad. La persecución presidencial a Anaya nada más lo ha puesto en los medios. Fox reculó de su persecución a tiempo. López Obrador la defiende en persona, y dicta sentencia, cada día.