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En poco más de dos meses, las expectativas de una recesión en Estados Unidos pasaron de su nivel máximo desde la Gran Recesión del 2009 a una simple reflexión.

Un buen barómetro de las expectativas de recesión por parte de los inversionistas es la encuesta de gestores de inversión institucional levantada por Bank of America Merrill Lynch.

Esta encuesta mensual se levanta entre aproximadamente 230 gestores institucionales de inversiones, que en su conjunto tienen activos por aproximadamente 700,000 millones de dólares. Después de un constante incremento en el porcentaje de encuestados que anticipaban una recesión, la cifra llegó a 38% en septiembre, su nivel más alto desde agosto del 2009.

Este incremento se atribuyó principalmente a la incertidumbre política y comercial y su impacto negativo en la confianza de los inversionistas. Las crecientes expectativas de recesión también se basaban en las alarmas tempranas de una serie de indicadores típicos de recesión en Estados Unidos, entre los que destacaban las siguientes:

  1. la fuerte caída en las tasas de los bonos del Tesoro de largo plazo;
  2. la inversión de la curva de rendimientos de los bonos del Tesoro;
  3. una tangible desaceleración en el crecimiento económico;
  4. una revisión a la baja en los estimados de crecimiento de las utilidades de las empresas del S&P 500;
  5. una contracción en el sector manufacturero;
  6. una baja en los precios de algunos metales industriales como el cobre;
  7. un alza en el precio del oro, y
  8. una caída en la inversión empresarial.

Sin embargo, en poco más de dos meses, el fuerte incremento en los temores de recesión se ha disipado casi en su totalidad y los gestores de inversión han reducido sus niveles de efectivo aceleradamente para comprar acciones.

En menos de dos meses, el rendimiento de los bonos del Tesoro de largo plazo subió considerablemente y la inversión de la curva desapareció. Asimismo, el precio del oro ha caído aproximadamente 6.5%, mientras que los índices accionarios han repuntado para alcanzar nuevos máximos históricos.

Detrás de la fuerte recuperación en la confianza y la caída en las expectativas de recesión hay varios factores, entre los que destacan los siguientes:

  1. la expectativa de que la incertidumbre comercial tocó su nivel máximo en septiembre y que Estados Unidos y China lograrán un acuerdo que a pesar de ser limitado evite una nueva escalada en las tensiones comerciales;
  2. el buen comportamiento del consumo en Estados Unidos, que ha permitido que el crecimiento de la actividad económica se mantenga sólido a pesar de la recesión en el sector manufacturero;
  3. el relajamiento de la política monetaria por parte de la Fed y otros bancos centrales, y lo que coloquialmente se conoce como fear of missing out (FOMO), que se traduce en miedo de quedarse fuera del rally.

Aunque las condiciones de liquidez global, la resiliencia de la economía americana y los avances en las pláticas comerciales pintan un panorama positivo, el mercado podría estar incorporando un escenario demasiado optimista en cuanto a la tregua comercial y futuras reducciones en las tasas por parte de la Fed.