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Ante la desafiante actitud de China y otras naciones a la guerra comercial de Estados Unidos con tarifas recíprocas, el presidente Donald Trump recurrió a la intimidación, “advirtiendo” del “poder militar de esta superpotencia y “armas de las que la gente no tiene idea.”

En respuesta a una pregunta en la Oficina Oval sobre el eventual incremento de una espiral de su guerra comercial, que salga de control, por la firme y desafiante actitud de China y otros países, Trump aseguró:

“Somos muy poderosos, este país es muy poderoso, más poderoso de lo que la gente entiende; tenemos las armas más poderosas del mundo. El presidente Chino Xi Jing pin es una de las personas más inteligentes del planeta y no permitiría que esto llegue a extremos, él sabe exactamente qué hacer”.

Y es que cuando apenas su Gabinete de “porristas’ descartaba un posible punto de “punto de retorno,” en la guerra comercial global, que amenaza aislar a Estados Unidos, tras la inestabilidad financiera internacional que ha generado, con pérdidas de multimillonarias, por el colapso de mercados financieros nacionales e internacionales, el mandatario decidió hacer una pausa de 90 días.

Luego, revirtió el curso de las tarifas, anunciando “buscaría la negociación” con líderes de todo el mundo “que le besaban el trasero,” según dijo en una cena con legisladores republicanos.

Todos, excepto la República Popular China, que -tras múltiples llamados a la cordura- anunció aranceles del 125% a todas las importaciones de Estados Unidos, en reciprocidad al 145% aplicado por Trump al 23% de exportaciones de ese país asiático.

La visceral decisión del presidente Trump impactó negativamente a empresas multimillonarias de Estados Unidos, fabricantes de teléfonos celulares, laptops, computadoras, televisiones, radios y otros equipos electrónicos, lo que obligó a la Casa Blanca a corregir las tarifas, eximiendo esos artículos, lo que el Ministerio de Comercio de China interpretó como “un pequeño paso, para corregir una práctica equivocada” y exigió a Washington el levantamiento inmediato de aranceles que impuso unilateralmente.

Luego de hacerlo, la Casa Blanca espera una llamada telefónica del presidente Xi Jing pin, de la República Popular China, para iniciar negociaciones, que nunca se dará, por varias razones.

Por la firmeza del mandatario chino dispuesto a ir hasta las últimas consecuencias, consciente de que ceder, como otros líderes, tendría un alto costo político y hasta económico para su liderazgo.

Además, tradicionalmente, los mandatarios chinos no hablan sin acuerdos y agenda previamente elaborada por funcionarios del más alto nivel de los dos gobiernos, particularmente si se trata de su más grande adversario político, para garantizar una base respetuosa y productiva de comunicación, luego que, como todo el mundo, vio el grotesco ataque, de Trump y su Vicepresidente James Vance, contra el presidente Volodymyr Zelensky, de Ucrania,

El presidente Jing pin sabe ya que esta guerra comercial, -con efectos sólo comparables a las crisis económica de 1987, financiera de 2008 y la pandemia- enmarcada con amenazas, está orientada a alcanzar el aislamiento económico de China, con presiones a algunos países, como México, Malasia, Bangladesh, Tailandia o Vietnam, para que reduzcan importaciones de ese país o para que ya no sean permitan a China embarcar productos destinados a la Unión Americana, mientras prepara una amplia competencia estratégica, a largo plazo.

Un gradual endurecimiento de las relaciones con Washington, podría llevar a China a responder también con una gran cantidad de medidas económicas y de otro tipo, como acciones contra empresas estadounidenses, restricción de exportaciones de 7 minerales raros, (Semario, Gadolinio, Terbio, Disprosio, Escandio e Itrio) de los que ese país asiático produce el 90% en el mundo, y que es materia prima crítica para empresas estadounidenses que fabrican armas, productos electrónicos, automóviles, equipos para la industria aeroespacial y otros bienes de consumo, que ordenó suspender desde el 4 de Abril.

De acuerdo al gobierno chino, “las prácticas de Estados Unidos no se ajustan a las normas comerciales internacionales, debilita gravemente los intereses legítimos de China y representa un acto de intimidación unilateral” por lo que exige el “levantamiento inmediato de las tarifas impuestas.”

En el intento de presionar a China, el cecretario del Tesoro, Scott Besset, amenazó a China con eliminar a 286 empresas Chinas del mercado de Valores, incluyendo a Alibaba, una de las más grandes, “lo que está en manos del Presidente Donald Trump,” dijo Besset.

“Consciente de los verdaderos planes de presidente Trump, más allá de una guerra comercial, con planes de geopolítica, que podrían involucrar el futuro de Taiwán,” el presidente Jing pin prepara también una amplia ofensiva, dijo la experimentada periodista China Lingling Wei, para cuya respuesta se prepara Jing pin, con medidas económicas, el uso de información que ha obtenido a través de ataques cibernéticos a EU,

Xi Jing pin prepara un viaje a naciones europeas, donde podría abrir nuevos mercados, para compensar la eventual perdida del mercado estadounidense, ofreciendo más seguridad en la inversión, estabilidad y respeto a cada nación, sus reglas, cultura y tradiciones.

La guerra comercial del presidente Trump ha sido ampliamente criticada por experimentados economistas, que creen más política su “declaración de emergencia”, su falta de entendimiento de las razones del déficit comercial de su país y la aplicación indiscriminada de tarifas, a aliados y enemigos, argumentando que genera inestabilidad financiera, pérdidas multimillonarias, incertidumbre en todo el mundo, sin que algún evento externo que lo justifique, fuera de la retórica y amenazas del Presidente de Estados Unidos, como asegura Lawrence Summers, exsecretario del Tesoro, quien califica la implementación de tarifas como “un enorme error,” que no contribuye a la competitividad, a abatir el desempleo, controlar la inflación y amenaza con una posible recesión.

“Cuando detenemos las importaciones, hacemos más caros todos los productos de nuestras industrias exportadoras, quitándoles competitividad; esta administración ha destruido el programa de chips, que era una inversión para nuestra capacidad de manufactura, dijo Summers.

“No hay razón para creer que este programa puede ser más que contra-productivo, especialmente cuando afecta a nuestros compañeros de equipo Canadá y México, desde su creación, diciendo que ”el único que ha demostrado una gran capacidad de negociar, no es Trump, sino Xi Jing pin y China, quien con mayor alcance busca una mayor influencia, mayores mercados, para desplazar a Estados Unidos a un resultado nunca imaginado, con las políticas que están aplicando.”