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Cuando todavía Claudia Sheinbaum mostraba cierto grado de autonomía de López Obrador, en su fase de candidata y virtual presidenta electa, tomó una decisión que fue muy bien recibida por los mercados.

La designación de Rogelio Ramírez de la O como su eventual secretario de Hacienda mostraba continuidad, donde se debía tener continuidad, y se ubicaba entonces como el enlace entre los gobiernos saliente y entrante.

Pero esto se acabó muy rápido, cuando López Obrador ya mostraba señales inequívocas de disonancia cognitiva, su movimiento político obtuvo una inesperada mayoría calificada en el Congreso que acabó por despegarlo del sentido común.

La ganadora de las elecciones presidenciales dejó rápidamente de expresar sus ideas propias para ser mostrada como un apéndice, una simple caja de resonancia de todo lo que dijera o hiciera el Presidente saliente.

El punto es que con el abuso que ha dado Andrés Manuel López Obrador, no sólo de la mayoría calificada, sino de la imagen de la futura Presidenta, quitó todo el margen de maniobra que tenía Ramírez de la O para planear un aterrizaje financiero suave al desorden que él mismo había provocado por instrucciones presidenciales.

Sí, Ramírez de la O sería secretario de Hacienda de la continuidad para iniciar un proceso de corrección fiscal del descomunal déficit provocado este año con fines electorales y si estaba llamado a quedarse “por tiempo indefinido” para reencausar la deuda pública a la baja, todo se echó a perder con los ánimos tiránicos de López Obrador.

Si Ramírez de la O aceptó el reto de la recompostura de las cuentas públicas es porque no se le identificaba como un peón más de las tropas obedientes y sumisas de López Obrador, porque conservaba una voz de autoridad.

Hoy, las expectativas económicas son las peores. Ya no hay lógica alguna en diseñar un presupuesto de corrección fiscal cuando lo que hoy se pierde a carretadas es la confianza en el país.

Las firmas calificadoras están a punto de poner en perspectiva Negativa la nota crediticia de México, la economía está más cerca de una recesión con inflación alta, las imposiciones de personas en el gabinete, incluidas posiciones de Hacienda no son cargas aceptables para quien conserva un nombre en el mundo financiero.

Así, el gran puente entre dos sexenios dejó de ser un activo para el gobierno entrante ante un personaje que claramente quiere mantener intactas sus políticas públicas, sus malas estrategias y hasta perpetuar su presencia fáctica en el ejercicio del poder.

Por ello, la pregunta que hoy ha cobrado mucha fuerza es si en ese escenario podría tener espacio Rogelio Ramírez de la O como secretario de Hacienda.

Como los mercados financieros básicamente son de apuestas, la que corre es que el actual titular de las finanzas públicas podría entregar el Paquete Económico para el 2025, a mediados de este mes de noviembre, acompañado de su carta de renuncia.

Y si algún problema le faltara a la administración entrante, si este escenario se concreta, ese sería un elemento más de incertidumbre, por las eventuales circunstancias de su salida y por el nombre de quien se ocuparía de esa papa caliente que será la Secretaría de Hacienda.