Compré entera la versión de Hipólito Mora sobre los hechos en La Ruana, la tarde del martes 16 de diciembre. El grupo de El Americano llegó al poblado dispuesto a matar. Hipólito y los suyos se defendieron. Once muertos; uno de ellos, el hijo de Hipólito. Por lo mismo, resultaba vomitivo el fallo de una … Continued
Compré entera la versión de Hipólito Mora sobre los hechos en La Ruana, la tarde del martes 16 de diciembre. El grupo de El Americano llegó al poblado dispuesto a matar. Hipólito y los suyos se defendieron. Once muertos; uno de ellos, el hijo de Hipólito. Por lo mismo, resultaba vomitivo el fallo de una juez que le dictaba el auto de formal prisión. A él y a los suyos.
Pero ayer, el comisionado Alfredo Castillo decidió entrar en escena. A su estilo. Con diagramas, cronogramas, reconstrucciones quirúrgicas respaldadas por lo que se ha ido documentando en 113 declaraciones ministeriales.
He aquí su versión. Hipólito y los suyos no fueron agredidos. Ellos pusieron una barricada a la gente de El Americano, el lunes 15. El Americano amenazó regresar el martes y lo hizo. Los de Hipólito lo esperaban con táctica y tiradores bien ubicados. El hijo de Hipólito fue el primero en disparar y matar. Y el segundo en morir. Siete de los 11 muertos son de El Americano. A tres los remataron con tiros a corta distancia.
—¿Entonces fue una emboscada, comisionado?
—Sí.
—¿De la gente de Hipólito a la gente de El Americano?
—Así es —repite Castillo.
Existe algo peor que la ignorancia y es el saber poco. Ahora existen dos narrativas perfectamente encontradas.
Como sea, dos narrativas que terminan demostrando que hay regiones de Michoacán que siguen siendo un desmadre, Hipólito dixit, y que La Ruana, 16 de diciembre, fue una balacera anunciada. Es decir, fue una derrota para el gobierno de Michoacán y el gobierno federal.
Haya sido asalto, haya sido emboscada.