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“Nada ni nadie que te obligue a escoger, puede ser bueno”:
Emilzan

A mediados de los noventa, un grupo de reporteros que, en aquel entonces cubríamos las actividades del presidente Ernesto Zedillo, conversábamos sobre la corrupción, y coincidíamos que, este problema aquejaba también al poder judicial, sin embargo, poco se hablaba de ello. Trascendían las historias de nepotismo, influyentismo, tráfico de influencias y abuso de autoridad que, son vigentes. Se pierden en el laberinto de las fojas, de la falta de transparencia, y de la casi nula rendición de cuentas. El poder judicial pareciera como un reino aparte.

Por ello, fue notorio el mensaje de Rafael Ojeda, secretario de Marina, durante una conferencia mañanera, quien sostuvo que, resulta “penosa la actuación de algunos jueces cuando colocan obstáculos a los operativos y detenciones de presuntos narcotraficantes, al grado que los juzgadores parecieran los enemigos”.

Sería una generalización e incluso una falta de respeto afirmar que, todos los jueces y juzgadores se retratan en la fotografía que mostró el Almirante Ojeda, sin embargo, como reza el refrán: “Pagan justos por pecadores”.

El Secretario Almirante aseguro que, “hay muchos casos que hasta pena nos da que actúen (los jueces) de esa manera, que parece ser que el enemigo lo tenemos en el Poder Judicial y tenemos que cerrar bien ese círculo para poder llevar a cabo la detención”.

El Almirante explicaba las dificultades a las que se enfrentan las fuerzas de seguridad para cerrar sus investigaciones y consignar, por ejemplo, a presuntos traficantes de droga, quienes por años han introducido enervantes por los puertos de Manzanillo, Lázaro Cárdenas, Ensenada y Guaymas. En la conferencia de prensa matutina en Palacio Nacional, el Almirante Ojeda pedía a asistentes y televidentes, entender “que es una situación que hay que hacerla paso a paso y bien fiscalizada y bien judicializada porque, si no, las ayudas, que no tenemos muchas, de jueces y ministerios públicos.Tenemos que cerrar bien el círculo porque, si no, se nos van” y sentencio: “hasta pena (da) que el enemigo lo tenemos en el Poder Judicial”.

Acostumbrados a la comodidad de sus mullidos sillones, a los integrantes del poder judicial cayeron de peso los señalamientos del Almirante, y piensan con razón que, los dichos de Ojeda, llevan el respaldo del Ejecutivo Federal.

Consideran como una amenaza que, las palabras provengan de un integrante de la milicia, y advierten, de una avanzada totalitaria desde el Poder Ejecutivo. Sin embargo, a algunos jueces y juzgadores, les cuesta reconocer o no quieren reconocer que, también al Poder Judicial le urge una reforma. Necesita una modificación que lleve implícita una amplificada transparencia, una actualizada rendición de cuentas, y que la justicia sea justa, sobre todo para los que menos tienen. Deben acabarse frases como que “la justicia es para quien puede pagarla”, y la idea generalizada de que las cárceles están llenas de pobres.

Diego Valadés, investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, y ex Procurador General de la República, habla de un “hiperpresidencialismo” y de una “retórica caciquil” desde el Ejecutivo, sin embargo, defiende sin querer desde “la autonomía del poder judicial”, las omisiones, las fallas, los excesos e incluso errores que se presentan en el campo de las leyes.

Algunos juristas califican como una ofensiva contra el sistema judicial, una serie de reformas planteadas por el Ejecutivo, incluso Claudia de Buen, presidenta de la Barra Mexicana del Colegio de Abogados, señala que, la reforma al Poder Judicial es una violación sumamente grave a la Constitución y agrega que “los ciudadanos debemos contar con la garantía de que los jueces, federales y locales, actúen con independencia, autonomía y libertad”.

Insisten en que la división de poderes obedece a un tema de contrapesos, algo que subrayan se pretende diluir. “Los mensajes que se reciben por parte del Ejecutivo son preocupantes porque se amenaza a los jueces y abogados para cumplir con sus tareas, mandando una señal equivocada que pone en tela de juicio la independencia de la Suprema Corte”.

Sin embargo, la autonomía del poder judicial debe responder en efecto, a la división de poderes. La autonomía no debe significar poca transparencia ni darle la vuelta a la rendición de cuentas. Pareciera que con el argumento de la autonomía el poder judicial, se pretende estar exento de la justicia que se dice administrar y garantizar. Parece que el juzgador no quiere ser juzgado.

El juzgador, sin contrapeso, es equiparable al pretendido autoritarismo que se invoca desde el Ejecutivo. Una necesaria transformación debe permitir que el juzgador también pueda ser juzgado y auditado. La división de poderes obliga a no permitir espacios para reinados o minifundios jurídicos. O todos coludos o todos rabones.

Algunos Magistrados más razonables aseguran que, resulta “lacerante y lastimoso” que a nombre de la justicia se protejan “corruptelas” y subrayan que es “un cáncer que se ha venido arrastrando desde hace años”.

Con las resistencias, jueces y juzgadores, pareciera que quieren el cambio, pero que ese cambio se haga solo en los “bueyes de mi compadre”.

De la libreta

Porfirio Muñoz Ledo está enojado. El diputado morenista que trae pleito con Marcelo Ebrard y Mario Delgado, ya extendió su querella hacia el presidente López Obrador. Muñoz Ledo está lanzando un llamado a legisladores a desobedecer al Ejecutivo y asegura que el Primer Mandatario “está mareado de poder” y sentencia que “vamos a vivir un trienio donde un gobierno autoritario puede convertirse en un gobierno despótico, y es nuestro deber evitarlo”. ¿Será?
Políticos de todos los partidos repudiaron el asesinato de Alma Barragán, quien era candidata de Movimiento Ciudadano en Moroleón, Guanajuato. Señalan que es un profundo golpe a la democracia de quienes alientan la violencia en todas sus expresiones.
@HectorHerreraAR