¿Hubo simples errores muestrales o mala praxis, inducida por candidatos que pagan los sondeos y firmas encuestadoras que elaboran encuestas a la medida?
Desde el arranque del proceso para definir al coordinador de los Comités de Defensa de la 4T, Marcelo Ebrard vetó a Enkoll, Covarrubias, MEBA, Parametría y otras casas encuestadoras que publicaron “resultados distorsionadios” en el Estado de México. ¿Su pecado? Haber registrado durante la campaña mexiquense una ventaja de dos dígitos favorable a la ahora gobernadora electa, Delfina Gómez.
¿Malas encuestadoras? Esas firmas demoscópicas forman parte de un conjunto más amplio de medidores de la opinión pública que han sido contratados por el Gobierno de la Ciudad de México (y un conjunto de entidades y gobiernos morenistas en todo el país). En la lógica ebrardista, Su leif motiv —ser proveedores de servicios— los desautoriza… aunque sean citadas frecuentemente en la mañanera, como registro de la buena marcha de la administración morenista.
Dolidos por la misma razón —el liderazgo inamovible de Claudia Sheinbaum— el excanciller y el exsecretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, censuraron a las encuestas —más que a los medios que las publicaron— sin distinguir sobre el tipo de levantamiento (en vivienda, telefónico o digital) pero sembraron dudas acerca de la certeza del método escogido por la dirigencia partidista para designar al nuevo líder del movimiento.
¿Hubo simples errores muestrales o mala praxis, inducida por candidatos que pagan los sondeos y firmas encuestadoras que elaboran encuestas a la medida?
En los últimos 25 años, esas dudas han prevalecido. Ni siquiera una legislación electoral —infructuosa, por laxitud— ha frenado la expansión de una industria donde la charlatanería a menudo se oculta en la academia y viceversa. La precisión depende si las entrevistas son presenciales o vía remota. Y —sobre todo— de que las personas acepten responder, aunque no necesariamente digan lo que piensan.
En la última etapa, las encuestas en México han pasado de anticipar el resultado de las votaciones, a reemplazar los procesos para seleccionar a los candidatos de los partidos políticos. Para bien o para mal, así ocurrirá para las elecciones presidenciales del 2024.
Sobre estos nuevos usos (y abusos) de las encuestas habrá que ser más exhaustivos. En el caso más reciente —los sondeos para depurar la lista de aspirantes a la nominación del Frente Amplio por México—, se trataba de precisar quién era el menos favorecido, entre los semifinalistas. Y es que el tercero y el cuarto lugar podían estar empatados…
Por insaculación, anoche fueron seleccionadas las tres firmas demoscópicas que replicarán el levantamiento oficial. Su designación quedará en firme, luego de que la Comisión de Encuestas revise que cumplen con los criterios establecidos por el Consejo Nacional y suscriban un acuerdo de confidencialidad.
La redacción de las preguntas y el puntaje que serán dados a conocer dentro de 10 días, previo al despliegue de los encuestadores en los puntos de levantamiento.
Efectos secundarios
TESTIMONIO. Cerca del centenario de su natalicio, Baltasar López Bucio se ha convertido en un personaje de novela, literalmente. Este religioso morelense fue secretario particular del llamado “obispo de los pobres”, monseñor Sergio Méndez Arceo y tuvo cercanía con el filósofo vienés Iván Illich y el monje bedenictino Gregorio Lemerciere, de modo que pudo atestiguar la inducción de la teología de la liberación en el sureste mexicano. El promotor cultural se inspiró en su historia para escribir Cruzando dos milenios (Editorial Amada Vida, 2023) recién llegado a las librerías.