Elecciones 2024
Elecciones 2024

Mas allá de sus argumentos, de las grabaciones en las que efectivamente miembros de las iglesias piden no votar por el PRI, más allá de que efectivamente se hayan cometido delitos como afirman algunos, e incluso más allá de que el tribunal electoral anule algunas elecciones (irrelevante para mi argumento), la pregunta es: ¿En serio culpan los priistas al presidente Peña Nieto de su derrota? ¿De verdad creen que sin esa iniciativa hubieran ganado? ¿No creen que pesaron mas malos gobiernos, corrupciones, desplantes de los gobernadores y un coraje acumulado por muchas cosas? No importa si esas cosas ocurrían o no en su estado, pero la imagen negativa que su partido ha construido poco a poco explotó a través de un voto en contra, favoreciendo en esta ocasión al PAN. Los hubieran no existen, pero en caso de que la iniciativa del matrimonio igualitario haya sido la razón de la derrota priista !bienvenida ésta!, porque justo eso es lo que debemos exigir a un gobernante: que sus decisiones no las haga pensando en las elecciones sino en el futuro del país; ¿no es ésa la definición de un estadista? Ahora sólo falta escuchar a todos los activistas, aunque no estén de acuerdo con el presidente en muchas cosas y aunque seguramente lucharán en dos años para sacar al PRI de los Pinos, ahora es cuando deben defender la iniciativa del matrimonio civil igualitario; esta ley no obliga ni recomienda ni insinúa siquiera la forma en que la Iglesia debe tratar este tema, las políticas religiosas no son materia de las leyes civiles ni viceversa, la intolerancia genera radicalismos enfermos como el ocurrido en Orlando. Creo que los priistas, más que justificar las derrotas con estos temas, deben atacar a fondo la corrupción, aprobar una reforma completa al respecto, reconocer y recomponer sus malos gobiernos y acercarse más a las causas ciudadanas, el 2018 está a la vuelta.

Ganadores y perdedores

Ya mucho se ha escrito sobre los saldos de la elección, pero va una lista corta:

Gana claramente el PAN, muy merecidamente: Ricardo Anaya (cuidó la unidad del PAN incluso sacrificando estados donde se desplomó al tercer lugar como Tlaxcala y Sinaloa). Gana el Bronco (sé que este punto es controvertido) porque bajo la premisa de que la opción independiente no desaparecerá rumbo al 2018, sigue siendo el único que ha logrado vencer a los dos partidos más relevantes y sigue siendo visto como el más rentable en esa posición, no apareció ninguno de los 10 que compitieron este año como alternativa; gana el INE: la elección se pudo hacer, las participaciones, salvo excepciones como CDMX y otras, no fueron menores a las del 2010 y siempre al haber tantas alternancias disminuyen las acusaciones a quien las organiza; ganan las alianzas PAN-PRD, al igual que en el 2010, triunfan en tres de las cinco que se firmaron y será muy difícil que no se vea ya como una posibilidad firme para el 2018 (en el 2010 era imposible verlas así porque López Obrador era claramente el candidato ya perfilado del PRD, que hoy no tiene); Ganan Morena y López Obrador, más allá de corroborar su primer lugar en CDMX, muestran la fuerza que tienen en Veracruz, Oaxaca y Zacatecas, y hoy, más allá de las encuestas ya es visto como una opción más importante que el PRD; gana Basave, que tenía como única premisa dar oxígeno a su partido y para ello defendió las alianzas, la jugada le salió bien, sale ganador (aunque no se puede declarar ganador a su partido, sólo le dio aire).

Pierde el PRI, baja en población gobernada 13% del padrón, casi 10 millones de ciudadanos menos serán gobernados por ese partido; pierde Beltrones, no porque sea su culpa, sino porque este año era una oportunidad para saltar como el favorito de su partido rumbo al 2018; venía antecedido de grandes triunfos en Sonora y Colima pero la racha se rompió y hoy no es el héroe que muchos esperaban; pierden los estrategas que basaron su campaña en llenar las redes sociales de ataques (donde hasta a mí me incluyeron en un estado), la mayoría de los ganadores fueron denostados hasta en su vida personal y aun así arrasaron, el votante es más inteligente de lo que pensaron; pierden evidentemente los gobernadores de los estados donde hubo alternancia, seguramente serán revisadas sus cuentas y tal vez incluso serán parte de las campañas del 2017 y 2018 para atacar a sus partidos en caso de corrupciones.

Ni ganan ni pierden: Moreno Valle, aunque gana Puebla, no es totalmente ganador porque lo opacan los triunfos de Ricardo Anaya y el protagonismo de Margarita Zavala, así que tendrá que esperar el cambio de gobierno estatal hasta el 1 de febrero del 2017, para lanzarse abiertamente (aunque podría pedir licencia). No pierde ni gana la figura de los independientes, porque a pesar de que no ganaron una gubernatura, sí hubo lugares destacados como Juárez y Parral en Chihuahua, Cosió en Aguascalientes y algunos municipios más donde triunfan. No hay tanto alboroto como en el 2015, pero volvieron a aparecer. Por cierto, en Reforma de Pineda, Oaxaca, gana Rosa Aguilar, que no estoy seguro pero tal vez sea la primera mujer independiente que será presidenta municipal desde que fue aprobada la reforma que lo permitió en el 2013, por lo que debemos registrarla como tal.

Pero esta elección ya terminó, a lo que sigue, y de nuevo reitero que ese camino, por el bien del país, pasa por la aprobación de leyes que prevengan, encuentren, inhiban y castiguen la corrupción, si no lo entendieron el 5 de junio no han entendido nada.