Andrés Manuel López Obrador despejó ya la incógnita de su preferencia emergente para la gubernatura de Guerrero. “Lo que diga mi dedito”, decía en divertidas conferencias matinales (GDF), y ayer señaló a un hombre “extraordinario” porque, además de ser hijo de un “luchador social” y nieto de “un dirigente ejemplar”, Amílcar Sandoval Ballesteros “tiene convicciones … Continued
Andrés Manuel López Obrador despejó ya la incógnita de su preferencia emergente para la gubernatura de Guerrero.
“Lo que diga mi dedito”, decía en divertidas conferencias matinales (GDF), y ayer señaló a un hombre “extraordinario” porque, además de ser hijo de un “luchador social” y nieto de “un dirigente ejemplar”, Amílcar Sandoval Ballesteros “tiene convicciones y principios, y es una gente honesta que va a saber representar, como se merece, al pueblo…”.
El ungido releva a Lázaro Mazón (ex secretario de Salud con Ángel Aguirre), a quien AMLO había destapado para lo mismo, pero se desistió por tratarse del padrino que convenció a PRD, PT, Movimiento Ciudadano y al propio López Obrador de aliarse y apoyar a José Luis Abarca para la alcaldía de la infortunada Iguala.
Contra quienes se oponen a las elecciones en esa entidad, el ex candidato presidencial juzga imprudente “que haya organizaciones sociales que estén llamando a no votar”.
Y de autocrítica nada, pero tampoco de comer lumbre: estar contra el proceso, reconoció, es hacer “el juego al régimen autoritario y corrupto…”.