Elecciones 2024
Elecciones 2024

El pasado domingo las urnas nacionales se cubrieron de gloria en todo el país con la excepción del estado de Puebla, donde se reportan, cuando menos, dos homicidios, robos de paquetes electorales a punta de pistola y otras anomalías como el hallazgo de una camioneta con logotipos del gobierno (panista) del estado en donde viajaban hombres armados y en cuyo interior se encontraron urnas y boletas; así como el inicio del PREP (Programa de Resultados Electorales Preliminares) dos horas más tarde de lo anunciado. Además, en la madrugada del lunes, el sistema dejó de actualizarse durante tres horas.

Una verdadera lástima lo que está aconteciendo —al parecer la violencia está escalando— en la entidad poblana porque en el resto de la República, en contraste con las agresiones acontecidas durante las etapas de precampaña y campaña, lapso en el que fueron asesinados 103 figurantes políticos en 25 estados, la sociedad mexicana manifestó su voluntad en unos concurridos y, en términos generales, pacíficos comicios.

A estas alturas no es noticia decir que la jornada electoral significó un amplio triunfo para la coalición “Juntos Haremos Historia” que encabeza el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y para su líder,  Andrés Manuel López Obrador. Pero sí es buen momento para examinar y enlistar a ganadores y perdedores. A estos últimos no necesariamente los marca el número de votos obtenidos.

Un ejemplo de la última frase del párrafo anterior es el doctor José Antonio Meade Kuribreña, quien perdió en la votación, pero no obstante el tercer lugar logrado —más cerca de el Bronco que de AMLO— ganó en el ánimo popular por el reconocimiento que en buena y oportuna hora hizo de su adversario ganador, demostrando una nobleza y calidad humana que habla muy bien de su persona, de su respeto por las instituciones y de su amor por México.

Morena ganó. Realizó la hazaña de que poco antes de cumplir cinco años de vida en el panorama nacional y con la participación en apenas dos procesos electorales, se convirtió en la primera fuerza política de la nación ya que gobernará a poco más de 56 millones de mexicanos a través de cinco gobiernos estatales y 252 alcaldías. Los cinco gobernadores morenistas tendrán la mayoría en sus congresos locales. Además, habrá también abundancia de legisladores de Morena en 17 congresos donde existen gobernadores de otros partidos. Es decir, el peso legislativo mayoritario del morenismo repercutirá en 22 entidades federales.

En lo federal, según estimaciones de Consulta Mitofsky, la alianza que encabeza el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) se perfila como ganadora, con un margen mayoritario, de entre 261 y 314 curules de las 500 que existen en la Cámara de Diputados, y entre 61 y 76 escaños de los 128 que forman el Senado de la República.

En la lista de ganadores inscribiré al exfutbolista Manuel Negrete de la coalición “México al Frente”, que le ganó la Alcaldía de Coyoacán a la actriz morena —en ambos sentidos del color— María Rojo. Al parecer influyó más en los votantes el gol que la FIFA consideró, en un momento electoralmente oportuno, el mejor que se ha anotado en los Mundiales de Futbol que los Arieles y Diosas de Plata ganados por María de mi corazón.

La gubernatura de Jalisco la ganó Enrique Alfaro, candidato de Movimiento Ciudadano, y con ello Dante Delgado se anotó su segundo éxito de la temporada. El primero fue con el tema musical “Naranja, naranja” interpretado por el chamaco Yuawi.

Es una desgracia que los candidatos independientes Manuel Clouthier y Pedro Kumamoto no hayan llegado al Senado.

Más que elección, lo del domingo fue para el PRI un terremoto plebiscitario que causó daños estructurales de los cuales van a tardar en reponerse. Un socavón comicial. Por lo pronto los jóvenes tecnócratas demostraron que se les hace bolas el engrudo. Ulises Ruiz, al frente de un grupo de “distinguidos priistas”, se propone recuperar el partido para la democracia. ¡Ni la burla perdona! Gente de sapiencia pronostica que, ahora sí, cuando despierte el dinosaurio ya no va a estar.

Con el fracaso de Alejandra Barrales en la Ciudad de México, el PRD se anota en la lista de perdedores de la contienda dominical y está a punto de caer en la segunda división electorera. Pero, definitivamente, el gran perdedor del día, del mes y del año, es Ricardo Anaya, quien, se calcula, hizo retroceder a su partido 27 años. Su estrategia de amenazar con cárcel al presidente Peña Nieto se le puede revertir y la traición y el revuelo que con su egocentrismo sembró al interior del PAN pueden motivar unas largas vacaciones en Atlanta. De momento su canción favorita es La Nave del Olvido.

Otro perdedor del domingo fue Enrique Peña Nieto; con la salvedad, quién lo dijera, que de manera pertinente entró a su rescate el ganador absoluto del mismo día, AMLO, quien al alabar la actitud respetuosa del mexiquense durante el proceso y reunirse con él a platicar con cordialidad el martes, le ayudó a mejorar su imagen, de tal suerte que su último semestre de gobierno y su despedida pueden transcurrir con tersura.

Al elenco de triunfadores voy a agregar mi nombre. Yo también soy ganador, cuando menos de unas necesarias vacaciones. Les anuncio que esta columna bisemanal estará de regreso el próximo martes 24.