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Tres intentos de homicidio padeció Ciro Gómez Leyva durante el gobierno de López Obrador.

Uno, el de quien trató de matarlo a tiros y no pudo hacerlo porque el auto estaba blindado.

Otro, el de quien trató de matar a la persona pública Ciro Gómez Leyva, al periodista, y no pudo hacerlo, aunque lo intentó sin cesar, con premeditación, alevosía y ventaja.

Un tercer intento tuvo que ser derrotado por Ciro dentro de él mismo, en su ánimo lesionado, negándose a tomar una decisión personal de retiro, dados los intentos convergentes de homicidio físico y de homicidio moral.

Uno, dos, tres: el trimicidio de Ciro.

El más físico de los intentos fue, desde luego, el de tratar de matarlo a balazos: cinco.

El más insidioso y persistente fue el del entonces presidente López Obrador: borrar a Ciro de su mundo profesional, destruir su fama pública.

La expresión inglesa para daño moral es character assassination. Literalmente: asesinato de personaje.

Cuando Ciro Gómez Leyva dice que López Obrador quiso matarlo profesionalmente, dice que quiso matar su personaje, su vida de periodista profesional.

Fue un intento de character assassination ensayado muchas veces, un día y otro, frente al auditorio presidencial de las mañaneras. Ahí López Obrador trataba de matar en Ciro la esencia de su oficio: la credibilidad.

No me atrevo a decir que el intento de asesinato presidencial del personaje falló del todo. Digo que no lo mató y que con el tiempo produjo lo contrario, una nueva y mejor vida profesional de Ciro.

Pero, en su momento, el intento de asesinato presidencial hirió al personaje, lo lastimó, lo puso en modo de persecución, lo infamó cuanto quiso, creó el ambiente público propicio para que alguien tuviera la ocurrencia de matarlo físicamente.

El delito de homicidio físico no se consumó, ni el de asesinato moral. Pero los dos fueron delitos graves, en grado de tentativa.

El atentado físico está parcialmente castigado con el autor material preso: falta el autor intelectual. El atentado moral sigue impune.

No me pudiste matar, le dice Ciro en el título de su libro al pistolero y al ex presidente. Bien dicho.

Fallaron. Pero trataron.