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Llevaba tiempo de no recibir una zarandeada de lectores y escuchas como la de estos días. Por difundir la exigencia de los abogados del Chapo Guzmán y de su mujer, Emma Coronel, para que lo dejen dormir en paz en el penal del Altiplano. Emma lo explicó con apreciable sencillez: “Él no está pidiendo nada más y nosotros tampoco”.

Los comentarios se resumen en por qué defiendes a un criminal como El Chapo y en, si no duerme, es porque las miles de almas que mató o mandó matar llegan a cobrársela en la hora del lobo. Rescato, eso sí, que gracias a las voces de los abogados y la señora, hoy se sabe que El Chapo y 294 presos en penales de alta seguridad son despertados cada cuatro horas para que la autoridad se cerciore de que no se han fugado. Prueba de vida, la llaman. Son 295 internos insomnes. ¿Es esto legal?

El gobierno del presidente Peña Nieto afirma y confirma que sí. Argumenta:

1.— Que la medida está amparada por el Artículo 18 constitucional.

2.— Que, además, el reglamento de los Centros Federales de Readaptación les otorga la facultad de establecer protocolos de seguridad y medidas especiales para los presos de “alto perfil criminológico”.

3.— Que el protocolo, aprobado por los consejos técnicos de todos los centros penitenciarios federales en octubre de 2015, autoriza pasar revisión a los presos cada cuatro horas en la noche y cada hora en el día.

4.— Que la revisión toma entre 30 y 40 segundos, dependiendo de lo que el interno tarde en levantarse.

Pero ni en el Artículo 18 ni en el reglamento hay referencias a las cuatro horas. Y el protocolo de seguridad no es del dominio público. En cambio, el comité contra la tortura de las Naciones Unidas concluyó (noviembre, 2014) que la privación de sueño por periodos prolongados constituye tortura. Y quizá no se requiera de las Naciones Unidas para esgrimir que despertar así a un ser humano cada noche es un castigo severísimo y, a fin de cuentas, innecesario en una cárcel bien manejada.

“No victimices a Joaquín Guzmán”, me dice Eduardo Guerrero, comisionado federal de Prevención y Readaptación Social. “A la hora que se acuesta el interno, se tapa y la visibilidad de la vigilancia electrónica se pierde un poco. Por eso es importante la prueba de vida cada cuatro horas en las noches”.

—¿El Estado mexicano está haciendo lo correcto al no dejarlo dormir?

—No estamos violando sus derechos ni los de 294 internos. Estoy totalmente seguro de eso.

Con el debido respeto, yo no. Creo que del temor fundado se pasó a la atrocidad. Vamos a revisar mejor el caso.

MENOS DE 140. De pilón, Eduardo Guerrero informa que El Chapo ha sido revisado por médicos en 18 ocasiones: 11 tomas de presión y siete consultas.

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