Elecciones 2024
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Si muchos aseguran que es un hombre inteligente, un político hábil y un estratega, debe ser así. Así es que seguramente el diseño estratégico de José Antonio Meade marcaba que sus primeros días como secretario de Desarrollo Social serían de cautela extrema en el hacer y decir hasta conocer en dónde está parado y hacia dónde se puede mover. De otra manera no se entendería su insignificancia en septiembre.

El 27 de agosto, el presidente Peña Nieto permutó a Meade de la Secretaría de Relaciones Exteriores a la Sedesol, cambio que se leyó como una forma de incluirlo en el grupo de posibles candidatos del PRI a la Presidencia de la República. Apunté aquí el día 28: “Si mueve ligeramente las cifras y percepciones de pobreza y transita con soltura de Buckingham a Cochoapa el Grande, podría ser parte del pelotón delantero en el sprint del 18. Difícil, aunque no descabellado”.

Pero en el primer mes no hubo sprint ninguno. Meade fue un secretario inexistente. Veamos:

El 28 de agosto se reunió con adultos mayores. El 30 hizo una gira por Chihuahua. El 3 de septiembre dio apoyos por 8 millones de pesos en Mérida y recursos a comerciantes de Oaxaca afectados por los plantones y las protestas. El 9 estuvo con autoridades y pequeños empresarios de Hidalgo. El 10 entregó los premios a los ganadores del Segundo Concurso Nacional del Rebozo.

El 11 visitó Xochitepec, Morelos; el 23 fue a un acto de Liconsa en Valle de Chalco, el 24 estuvo en Durango, el 25 en Sonora, donde habló de empoderar al ciudadano; el 26 recorrió Zapotlanejo y Tepatitlán, Jalisco. En fin, nada notable para el registro de alguien que antes de ser canciller fuera destacado secretario de Energía y Hacienda con Felipe Calderón.

La presencia de Meade en los medios fue también muy discreta. Acaso tres declaraciones despertaron cierto interés: la Cruzada Contra el Hambre irá a revisión, 2 millones de personas deben regresar a la clase media y se desperdicia 37% de los alimentos que se producen.

Pobre recuento. Quiero pensar que es estrategia y que Meade irá ganando relevancia. Porque a ese paso no va a proyectar a la Sedesol ni, menos, al secretario de 46 años y foja impresionante, pero quizá mal equipado para los aparadores y los terrenos fieros de la competencia política.

No se trata de volverse un charlatán, sino de atraer las miradas. De convertirse en el personaje que hoy no es. Por más exitosa que haya sido su carrera.

MENOS DE 140. “Tres de cinco” es el lema del gobierno para mañana en la segunda licitación de la Ronda Uno. Tres de cinco campos petroleros. ¿Será?

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