Elecciones 2024
Elecciones 2024
El que manda, manda y si se equivoca vuelve a mandar - naimsjpg-423392900
Foto de El Economista

Más de dos amigos me hicieron ver que lo que escribí en la columna del pasado martes donde dije que los mil millones recortados al presupuesto de la Universidad Nacional Autónoma de México servirían para pagar parte de los bonos del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAIM), era una volada o fake news –como se dice ahora. Lo del recorte sí fue cierto, me comentó el más insistente, pero no sólo fue para la UNAM, en el mismo paquete económico entró el Instituto Politécnico Nacional, el Colegio de México y otras instituciones educativas. Me gustaría saber –inquirió- de dónde sacaste que los recursos económicos escamoteados se destinarían a la compra de bonos del NAIM.

Como el que me dio el dato publicado fue mi amigo Andrés, antes de ponerme a escribir lo que usted tiene frente a sus ojos, le llamé por teléfono. Al saber de lo que se trataba me dijo: Espérame iré a verte a la “brevedad posible” –palabras que delatan su paso por la burocracia nacional- sólo le faltó agregar: “con la seguridad de mi más distinguida consideración”.

Al poco rato, Andrés ya estaba frente a mí con el periódico El Universal del domingo pasado –el día de nuestra conversación. Si digo que la mula es parda es porque tengo los pelos en la mano –refrán que delata su origen abajeño. Mira –dijo al tiempo que me mostraba un subrayado en el artículo titulado “Enmendar y acertar” firmado por el periodista Leonardo Curzio: “una reducción de mil millones al presupuesto de la UNAM generan (sic) todo tipo de suspicacias (…) La UNAM recibe anualmente un monto similar a la recompra inicial de papeles del NAIM, no hay derecho a cortar a la Universidad para solventar una pésima decisión de política pública. Espero que rectifiquen en la UNAM y en el NAIM”. ¿Ves? No hablo nada más por hablar. En la mañana leí a Curzio, por eso al mediodía mencioné el dato. Si el periodista se equivocó no es mi culpa y menos si tú le diste crédito a mis palabras. Además, tu artículo fue sesgado por no decir que faltó a la verdad. Escribiste que cuando hablé me estaba sirviendo la segunda cuba de la tarde y no fue cierto. Estaba tomando la tercera –frase que delata su querencia alcohólica.

Otra vez el NAIM

Se fue Andrés y comencé a escribir lo que usted ya leyó. Antes había yo leído en los matutinos del día que el presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció que el recorte en el presupuesto universitario fue un error que se proponía enmendar. Marisol Velázquez, enviada de El Economista, reportó que durante la presentación del Programa de Universidades para el Bienestar Benito Juárez García –¡uff! el nombrecito se las trae- en las instalaciones de la Universidad Politécnica Francisco I. Madero –otro uff- que antes fuera la normal rural El Mexe, en el estado de Hidalgo, el Ejecutivo federal enfatizó que se otorgará a las universidades e instituciones superiores el presupuesto acordado.

Tras hacer un llamado a los rectores del país para que manejen los recursos con  austeridad y honradez, expresó: “En mi gobierno cuando se cometa un error vamos a rectificar, porque no podemos aferrarnos”. Lo dicho por el presidente concuerda con el contenido y el encabezado de mi columna del martes: “Es de sabios cambiar de opinión”. Sólo que yo me refería a la construcción del NAIM y no al recorte del presupuesto asignado a las instituciones de educación superior.

Para mi sorpresa, en un artículo, publicado en El Universal, Ricardo Rocha, dio la noticia que yo únicamente sugerí en la multicitada columna del martes. Transcribiré sólo el primer párrafo de lo escrito por Rocha: “Contra todos los pronósticos, el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México se acabará de edificar en Texcoco. En el entrante gobierno federal, la decisión está ya al 90 por ciento. Solo está por resolverse el 10 por ciento restante: cómo comunicarlo para reducir en lo posible el costo político para el gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador”.

Si me preguntaran mi opinión sobre cómo comunicar que el gobierno de AMLO daría marcha atrás en su afán de echar abajo la obra y que continuaría con la construcción del NAIM, lo revelaría urbi et orbi, con la misma entereza y autocrítica con la que reconoció el Mandatario la equivocación sobre el recorte del presupuesto universitario. Además, le daría especial énfasis a la difusión internacional del mensaje para recobrar la confianza de los mercados y los inversionistas internacionales.

Por supuesto que también se tendría que dar una explicación a los seguidores a ultranza de López Obrador quienes votaron por la suspensión de la obra de Texcoco. A éstos se les tendría que explicar que en política para ganar en un rubro hay que ceder en otro; que el dinero no es número uno pero tampoco es número dos y que el que manda,  manda y si se equivoca vuelve a mandar.

WhatsApp

Mis hijos quieren un perro para Navidad y les dije que sí. Normalmente cenamos pavo, pero todo sea por darles gusto.

[email protected]