Un presidente que por los únicos que ha metido las manos en este sexenio es por sus hijos y por todo aquél que le alude y le jura devoción
Seis años conservando distintas fotografías del presidente en sus mañaneras y ninguna como esta para describir su ineficacia y ausencia de interés para meter las manos en materia de inseguridad o para defender a cualquiera de los mexicanos en cualquiera de los escenarios posibles.
La violencia durante el proceso electoral y después del dos de junio los índices siguen en aumento. Apenas el viernes hacíamos un breve conteo de lo que ha sucedido durante el mes de junio cuando iniciamos esta semana con un asesinato al alcalde electo de Copala en el estado de Guerrero, Salvador Villalva.
La semana pasada se contabilizaron 687 homicidios, un promedio diario de 76 en los estados de Chiapas, Nuevo León, Tabasco, Nayarit, Puebla y Guanajuato.
El asesinato de la alcaldesa de Cotija, Michoacán quien fuera secuestrada y amenazada por el crimen organizado, como muchos otros candidatos a la elección, y nadie hizo nada por ofrecerle protección y ni mucho menos el seguimiento directo por parte del presidente.
En León, la masacre de las dos mujeres y los pequeños nos sorprendió a todos, en un estado en el que suma y suma cada vez más muertos y altos niveles de inseguridad. Si bien parece que han encontrado a dos de los autores, siempre queda la duda si son o no lo son.
Pero fueron días de inoperancia, de silencio, y sin ninguna mínima advertencia a un estado que la inseguridad y sobre todo el crimen organizado se ha apoderado. Un estado que ha permitido 105 Homicidios dolosos contra menores de edad de acuerdo con datos de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM).
El día de ayer se anunció pasadas las dos de la tarde la desaparición de Cecilia Flores, madre buscadora y líder de tantas mujeres que nunca volvieron a ver a sus hijos, noticia que a muchos mexicanos nos indignó y preocupó. Más tarde fue localizada en Querétaro.
Ningún pronunciamiento por parte del presidente, ni mucho menos por la presidenta electa. Los menciono porque van a la par y porque ambos le han negado todo tipo de cita a Cecilia Flores e incluso han sido rechazados sus hallazgos de cuerpos en descomposición en distintas áreas de la misma Ciudad de México y otros estados.
El presidente quiere mostrar unas manos “limpias” con un rostro que le sale muy bien: el de víctima justo cuando hablaba sobre la detención de al menos cinco miembros de la Guardia Nacional presuntamente implicados en la masacre de Guanajuato.
Un presidente que por los únicos que ha metido las manos en este sexenio es por sus hijos y por todo aquél que le alude y le jura devoción.
Una escena que debería ser catalogada como un insulto para los casi 185mil muertos durante su gestión. Pero así, acobardado detrás de los muros del Palacio Nacional y sin tomar ninguna responsabilidad de lo que pasa es que muchos aceptaron votar por su continuidad.
Seis años y sus manos lucen limpias, las mangas de su camisa intactas, su cuello blanco almidonado y su actuación de martirizado porque nunca ha querido salir a ensuciarse, asolearse, ni mucho menos mirar a las tantas víctimas de este país.