Apenas pasaron unos días en que se daba a conocer que los partidos políticos recibirán 11 mil 900 millones de pesos para gastar en sus campañas políticas, y de inmediato se da la solicitud del Instituto Nacional Electoral de 25 mil millones de pesos más para el gasto operativo de dichas campañas el próximo año, … Continued
Apenas pasaron unos días en que se daba a conocer que los partidos políticos recibirán 11 mil 900 millones de pesos para gastar en sus campañas políticas, y de inmediato se da la solicitud del Instituto Nacional Electoral de 25 mil millones de pesos más para el gasto operativo de dichas campañas el próximo año, algo realmente grotesco.
Fue tan sorprendente que la respuesta fue un malestar generalizado y por supuesto de rechazo.
Ya resignados, los mexicanos solo alcanzamos a mover la cabeza pues nada se puede hacer ellos marcan las reglas y ellos las ejecutan. Me refiero a la clase política.
Después de ver estos números lo único que podemos entender es que México es un país donde la abundancia económica está a la orden del día. Al menos entre la clase poderosa, me refiero a los políticos.
No acabamos de entender el cinismo de autoridades electorales que se justifican argumentando “las elecciones más grandes de la historia”, cuando todos sabemos que ese costo va contra la calidad de vida de millones de mexicanos que dejan de recibir un beneficio para otorgarlo a un proceso electoral que en nada ayuda a la gran mayoría.
Y para hacer enojar más a los mexicanos, el INE sale con el cuento de que ese organismo reintegró a la federación mil 700 millones de pesos que había recibido para infraestructura inmobiliaria. Cuando ese dinero no se usó por una presión social al gobierno federal y el mismísimo INE para evitar hacer un innecesario y costoso edificio de más de mil millones de pesos.
El apoyo a partidos y el costo de las elecciones representa para los mexicanos la friolera de 36 mil 900 millones de pesos, una suma que podría convertirse en docenas de escuelas y hospitales, un dinero que pudiera ser invertido en seguridad o mejor sueldo a policías para evitar que caigan en las tentaciones y en las garras de la delincuencia organizada.
Pero no, el dinero fue aprobado por los diputados que no podían dejar sin sus millones de pesos a sus partidos. Así las cosas en nuestro México querido, un país de contrastes, un país pobre, con autoridades ricas, un México con hambre y una clase política desperdiciada.
De ida
El indulto que Donald Trump le da a Joe Arpaio es una bofetada a los latinos y especialmente a los mexicanos.
El exalguacil del condado de Maricopa fue una pesadilla para quienes caían en sus garras. No respetaba ningún derecho, solo buscaba venganza.
Recuerdo a aquella mexicana de nombre Miriam Mendiola que fue esposada de pies y manos antes de dar a luz a su bebé por robar una identidad. Sin importarle su situación así la dejaron hasta que comenzó con su trabajo de parto. Ese era Joe Arpaio quien nunca negó su odio hacia los mexicanos.
Pues ese señor tenía que pasar unos meses en la cárcel por tantas injusticias y Trump, como a los toros que dieron una gran faena, lo indulta y lo deja libre. No cabe duda que ese par de bestias están cortados con la misma tijera.
De vuelta
Poco más de 20 carros de los llamados “chocolates” fueron decomisados en Hermosillo por personal del SAT el fin de semana. Los activistas de las organizaciones que dan permisos lograron rescatar 4 de ellos.
Lo extraordinario hoy día, es que que no solo circulan carros con ciertas características permitidas, hoy vemos los marcas más lujosas y modelos más recientes.
Pero también vemos que en las carreteras de Sonora los trabajadores del SAT que deberían prohibir pasar esos carros simplemente se hacen de la vista gorda.
Los dejan pasar con su respectiva mochada y luego los quieren recoger. ¡Así cómo pues!.
Aserrín
Qué caray, dicen los que saben que faltan pocas semanas para que Guillermo Padrés abandone la cárcel. Aseguran sus abogados que para diciembre pasará la Navidad en su casa. ¿Será?
Víctor Mendoza Lambert Director de Grupo Entre Todos.
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