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Toda estrategia exitosa requiere de un buen diagnóstico. Para ello es necesario diferenciar lo que está bajo control de lo demás, particularmente lo internacional. Ha habido presidencias impensadamente beneficiadas por un entorno mundial favorable, como fueron los elevados precios del petróleo durante el gobierno del presidente Fox. Otros tuvieron que enfrentar acontecimientos inciertos, por ejemplo las pandemias en tiempos de los gobiernos del presidente Calderón y, todavía con mayor acento, en los de Andrés Manuel López Obrador, en una dimensión global, además, sumamente perniciosa. Los desastres naturales son otro factor impredecible, como fue el terremoto de 1985 o las lluvias torrenciales cada vez más recurrentes.

Estimo que México enfrenta una situación de alto riesgo con el arribo al poder presidencial de Donald Trump. No es conveniente sonar las campanas de alarma, pero sí estar preparados para un desafío inédito, sobre todo cuando más que nunca el país depende del vecino. Ciertamente, también ellos dependen de México y de los mexicanos, pero no en la proporción y la profundidad que nosotros de ellos. Hay que reconocer los márgenes asimétricos de maniobra que impone la relación.

Lo que urge es prepararse para un escenario adverso, y no creo que estemos haciendo lo correcto. Por ello hay que insistir en que desde la Presidencia se plantee una convocatoria implícita a la unidad nacional. Por unidad no hay que remitirse necesariamente al convencional espacio de la política, sino ir mucho más allá, a la gran diversidad social, regional y económica que representamos.

Deseable sería que la certeza que exhibe el gobierno para afrontar favorablemente el escenario tuviera como sustento la información y no la creencia, los mitos o el voluntarismo. Por ejemplo, asumir que no habrá deportaciones porque no les conviene a los vecinos es tanto como decir que no habría reforma judicial porque eso afecta al conjunto del país. Los proyectos con carga ideológica funcionan de manera distinta.

El objetivo mayor es el país y el reto es el incierto entorno internacional. Afrontar la circunstancia con éxito pasa necesariamente por la unidad nacional. Los débiles se vuelven fuertes cuando se unen y los fuertes lo son más cuando lo hacen.