Simultáneamente, la palabra Tesla y el nombre de Elon desaparecieron del discurso del gobernador fantasioso por lo menos, mentiroso cuando más
Samuel García, si le creemos al portal de transparencia, cobra mensualmente como gobernador del estado de Nuevo León, a septiembre 30 del año pasado, un salario bruto de 58,432 pesos. Pagando impuestos, el salario neto se reduce a 43,440.
Para que se den un quemón, don Alejando Peña Villa, en diciembre del 23 ganaba al mes 67 mil pesos netos, de un salario de 87,914.14. El señor Peña Villa es el secretario de organización de Morena: el puesto que va a ocupar el hijo de Lopitos, secretario de organización del partido de papá.
Me queda perfectamente claro que ni Andy ni Sammy están preocupados por esas cifras.Es público y notorio que ambos tienen fuentes de ingresos mucho más frondosos: del uno se sabe que con sus hermanos produce chocolates y otras artesanías gastronómicas del sureste. Samy el mentirosillo ha confesado que con el despacho legal que tiene con su padre factura -ayer,hoy,mañana- decenas de millones de pesos. Tantas que le permiten tomar como dación de pago hectáreas en el municipio más caro de América Latina.
Lo que nos preocupa a los seguidores de Samuel el Mentiroso es su repentino mutismo. Tenía más de un año presumiendo la gigafactory de los autos elécricos Tesla y su enorme inversión que comenzó en 150 mill millones de dólares para bajar a la décima parte y luego perderse en la nebulosa de los supuestos trámites adminisrativos.
En ese entonces, el verbo del gobernador era unívoco: Tesla para acá, Tesla para allá; mi compadre Elon Musk va a bautizar a mi hijita. Los miles de trabajos directos creados para Nuevo León. Los centenares de empresas proveedoras de partes y accesorios que ya estaban haciendo cola para instalarse en nuestro estado.Se ordenó las obras públicas en las dos carreteras que van de Monterrey a Saltillo y pasan por el predio supuesto de la mega obra para que tuviera espuelas de ferrocarril y salidas a la autopista a Laredo para transportar los autos rechinado de nuevos y limpios.
El gozo se fue al pozo. El compadre Elon no se apareció ni para repartir el “bolo” que a los padrinos corresponde. Escuetamente anunció que el plan de la megafactory en Santa Catarina estaba a consideración. No ha habido otro pronunciamiento.
Simultáneamente, la palabra Tesla y el nombre de Elon desaparecieron del discurso del gobernador fantasioso por lo menos, mentiroso cuando más. Samuelito no quiere que le mencionen el auto Tesla pintado de naranja que usó para la fallida campaña de su mujer rumbo a la alcaldía de Monterrey. En términos reales, el presidente de la Industria Nacional de Autopartes, Francisco González, dice que medio centenar de empresas fabricantes de partes automotrices tiene suspendidos sus planes de inversión en México hasta que no sucedan las elecciones presidenciales de noviembre en los Estados Unidos. Si ganase Donald Trump, es obvio que no harán la inversión dada la actitud del pelipintado de ir en contra de los autos eléctricos fabricados en México. Tan sencillo como eso, Samuelito. La tradición nos cuenta de que antes de cacarear el huevo la gallina tiene que ponerlo ¿Ya se te olvidó tu compadre y su grandísima inversión que tanto celebrabas? Estamos en el Nuevo Huevo León.
La memoria suele ser traicionera.
PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): Me habló por teléfono mi buen cuate Marco Antonio Rubí, alias el Chicuelo, con quien jugábamos golf en la Florida y que además presume de leer mi columna. Él no comparte mi turbio análisis del futuro mexicano subiendo al segundo piso. Me dice, y seguramente tiene razón, que el tren Maya está a toda madre y que en Cancún y toda la zona que ha sustituído a Acapulco como el destino favorito de los turistas en México, los restoranes están llenos la gente compre y compre cosas y todos contentos.Si a esto se le agrega el sesenta o más porciento de aprobación que según los estadísticos tiene Lopitos, yo -simplemente y como dicen en las películas- cierro mi caso.