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El pasado 13 de noviembre llegó a mi un reportaje realizado por la periodista Melonyce McAfee, publicado en The New York Times en español, acerca de Tricia Hersey, una mujer de raza negra con 48 años de edad, habitante de Atlanta, que se ha autoproclamado obispa del Ministerio de la Siesta, cuya filosofía radica en la necesidad corporal y mental del descanso. Del precitado reportaje transcribiré y comentaré aspectos que me parecen interesantes

Hace diez años, Tricia Hersey estudiaba teología en un seminario competitivo de la Universidad de Emory, trabajaba en el campus, hacía prácticas y criaba a su hijo pequeño, de tal forma que no podía descansar ni un momento. Tuvo que vender su auto para pagar sus estudios de posgrado. Esto ocasionó que tuviera que desplazarse, diariamente, en un tres autobuses y un tren, lo que significó una pérdida de tiempo que Tricia compensó robándole tiempo al sueño y al descanso. Sus notas bajaban y su salud disminuía.

Cuando leía en el sofá, a menudo se le caía el libro sobre el pecho mientras se tomaba unos minutos de descanso. Esos momentos que en México llamaríamos “coyotitos” le caían tan bien que cuando despertaba se sentía renovada. Así empezó a incluir momentos de descanso en sus días por muy ajetreados que estuvieran. Dormía una siesta donde se pudiera y como fuera: en la cama, en un sillón o en las bancas entre clase y clase. Su salud y sus calificaciones mejoraron y su mente se despejó.

Tricia se comprometió con el trabajo y el estudio y, al mismo tiempo, a luchar contra lo que ella, una mujer negra, consideraba un legado de trabajo forzado y agotamiento que habían sufrido sus antepasados. Su padre trabajó para el ferrocarril Union Pacific al mismo tiempo que ayudaba a dirigir una iglesia y dedicaba tiempo al activismo comunitario. El exceso de trabajo provocó que muriera a los 55 años. En cambio, su abuela materna, a pesar de lo ocupada que estaba con el trabajo de la casa y la crianza de hijos y nietos se tomaba, media hora, todos los días para dormir una siesta o cerrar los ojos y meditar en el sofá. Tricia reflexionó sobre las dos lecciones familiares y concluyó en la necesidad de resistirse a las exigencias externas para ponerse al servicio de uno mismo.

Hersey comenzó a invitar a la gente a dormir la siesta colectivamente de manera presencial o a través de las redes sociales mientras ofrecía sermones tranquilizadores sobre el poder del sueño y la ensoñación. Actualmente cuenta con medio millón de seguidores en Instagram y otros tantos en otras plataformas. Tricia motiva a sus seguidores a utilizar el tiempo para dormir en lugar de dedicárselo al trabajo adicional o a mirar una pantalla para contemplar la nada. En octubre publicó un libro: Rest is resistance (El descanso es resistencia) donde manifiesta: “La cultura del trajín diario ha normalizado el hecho de presionar a nuestro cuerpo hasta el borde de la destrucción. Proclamamos con orgullo que nos presentamos al trabajo o a un evento a pesar de una lesión, una enfermedad o un descanso mental. Se nos elogia y recompensa por ignorar la necesidad de nuestro cuerpo de descansar, cuidarse y repararse”.

En opinión de Tricia el Ministerio de la Siesta no es un movimiento religioso, sino un antídoto espiritual para los problemas terrenales que asolan a las comunidades: el agotamiento, las enfermedades crónicas y las crisis de salud mental, cuestiones que, en su opinión, surgen de los sistemas del capitalismo y el supremacismo blanco.

Convencido de la necesidad del descanso, el autor de esta columna se tomará unas vacaciones. Estará de regreso el martes 13 de enero. Mientras tanto, lectoras y lectores, reciban un abrazo de Año Nuevo.

Punto final

De los creadores de “Mañana lo limpio” y “Cinco minutos más y me levanto”, ahora llega: “A partir de enero haré ejercicio”.