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Con una aparente audacia de profesional bien enterado, un periodista virtual (por su forma de trabajar y por su real condición), le pregunta al Jefe del Estado en la mañanera del patriótico cinco de mayo (los rollos nacionales se han cubierto de gloria):

–…La pregunta concreta, presidente, y es porque en la población, en la sociedad mexicana sigue habiendo la exigencia de justicia. Usted ya ha especificado que por lo menos en nuestro país va a haber, si es que así lo decide la gente, a través de una consulta, sería ese mecanismo.

“…Concretamente le preguntaría, presidente. En Estados Unidos sigue la investigación contra el ex secretario de Seguridad Pública. ¿Usted estaría en esa disposición plena de colaboración con el gobierno norteamericano si este pidiera la detención y eventualmente entrega del ex presidente Felipe Calderón?

Y pausado, con seguridad absoluta, el Señor Presidente responde la pregunta-refrito:

“…Acerca de abrir nosotros una investigación en contra del presidente Calderón, del ex presidente Calderón, pues ya dijimos que tendría que ser a partir de una consulta ciudadana; y no sólo para su caso, sino estamos planteando que se le pregunte a la gente, o que los ciudadanos lo demanden, sobre el abrir juicios a los ex presidentes del periodo neoliberal, de Salinas a Peña, pasando por Zedillo, Fox y Calderón, pero eso lo tendría que decidir la gente.

“Nosotros desde el principio dijimos que queríamos pensar hacia adelante, que se terminara con el periodo neoliberal, que es sinónimo de corrupción. Dijimos que íbamos a hacer nuestro trabajo, incluso dije: Esta situación de no iniciar procesos judiciales en contra de los ex presidentes no significa también que no se aplique la ley contra nosotros, es decir, hacia atrás lo que la gente decida y hacia adelante que podamos ser enjuiciados…”

Planteado así el asunto de enjuiciar a los ex presidentes es un as en la manga.

El gobierno podrá echar mano de ese recurso si algún día el agua le llega al cuello y con los ejemplos de Vespaciano y Tito, más bien este segundo, ofrecer una larga función en el Coliseo (coliseo sin coloso, pero en fin), cuya duración, como la del foro Flavio, pueda durar cien días o más.

La preparación de la consulta, cuyo resultado ya se conoce en el momento de convocar a ella, porque si no carecería de rentabilidad, podría durar un par de meses, mientras todos los sabios opinan y discuten; la votación una semana más y los resultados quien sabe cuántos días, hasta llegara a la preparación de los procesos judiciales y luego las capturas, las evasiones, los juramentos y etc, etc, con lo cual nos largaríamos por lo menos medio año de jolgorio suficiente, entonces, para olvidar los efectos del coronavirus y la crisis económica, antes de arribar, como diría Usigli a una nueva “Corona de Luz”.

Mientras tanto, el país sigue metido en los laberintos de los doctores Gal y Matías (no confundir con Ramón y Cajal o Carmona y Valle), quienes a base de ofrecer información estadística de metodología difusa, alterada después por las declaraciones políticas del Señor Presidente quien doma epidemias y observa luces al final del túnel y achata las curvas, han hecho de esto un rollo a veces contradictorio, porque no es lógico anunciar simultáneamente el abatimiento de la epidemia y la puesta en marcha de los proyectos militares para atender hospitales en la emergencia.

Tampoco hay una lógica entre los anuncios terroríficos con sus lúgubres advertencias pavorosas (…te vas a morir, métete en tu casa; no en tu caja, etc…) y el optimismo de alzar restricciones para fines de mayo, o sea, dentro de 25 días. ¿Por fin?

Y si alguien entiende esto, pues yo agradecería su auxilio:

“…Cuando comparamos considerando la población y utilizamos la incidencia, es decir, el número de casos divididos por (¿por o entre?), la población que está en cada entidad federativa, vemos que a nivel nacional tenemos 5.23 persona por cada 100 mil que han tenido COVID en los últimos 14 días…”

Pero nadie rebaje estas observaciones a críticas con los doctores Gal y Matías. No está eso en el ánimo de este redactor, sobre todo porque ya nos lo han advertido, como en el caso del hermano mayor en defensa del menor víctima de “bullying”:

—No , esta sólo. Lo que quieras con él, conmigo.

Líbreme de tal el Sagrado Corazón de Jesús en quien tanto confío

por su magnánima intercesión en los asuntos humanos y divinos.