Elecciones 2024
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“Ese candidato miente… ¡Miente!”, grita el joven mientras se levanta de su asiento, ubicado al final de la tercera fila en la grada, a espaldas de los moderadores del segundo debate presidencial. “Yo te invito mañana un café para darte una explicación amplia… respeto lo que dices. ¿Cómo te llamas?”, dice casi enfrente, el candidato interpelado. “No, no. ¡Contesta ahorita! No nada más hay que hablar bonito, sino hablar con la verdad”, responde Bogart. Yuriria Sierra trata de evitar que “Anaya” caiga en el cotilleo pero la ignora. Y más, el intruso. “Es un fraude esto, a los demás ya les cuestionaron cómo van a hacer las cosas y a ti no. ¿Por qué no le preguntas? El discurso es muy bueno, pero no dice nada”, reclama a la periodista.

Una fila adelante, entre sorprendido y disipado, observa la escena el consejero electoral, Marco Antonio Baños. Faltan 30 horas para la transmisión del segundo encuentro entre los presidenciables y en el gimnasio del campus Tijuana de la UABJ ocurre un vigoroso ajetreo. Apenas hace media hora se retiró el último grupo de periodistas acreditados para la cobertura, mientras los técnicos de la casa productora terminaban de montar el pequeño escritorio donde Sierra y León Krauze conducirían el programa, transmitido en vivo y por cadena nacional hace 10 días.

Bogart Montiel llegó justo antes de que comenzara el primer ensayo general. Ni Yuriria ni Krauze conocían al joven que los increpó, aunque es el titular de la dirección ejecutiva de administración del INE y —técnicamente— quien suscribió su contrato. El debate requería “la simulación (sic) de diversos escenarios, a fin de garantizar su continuidad y la seguridad de las personas que se encontraban en él”, explicó el funcionario, quien difundió en LinkedIn el video de su participación. Hasta el cierre de esta edición, el clip tenía casi 20,000 visualizaciones y 150 comentarios, la mayoría críticos por el “escenario controlado”, el desempeño de los moderadores y las intervenciones de los seis tijuanenses seleccionados para interactuar con los candidatos.

El scenario planning el sábado, previo del debate, transcurrió bajo la dirección de los gringos, como se refieren en el INE a los asesores contratados para la producción de los programas. Al día siguiente, Sierra, Krauze y los productores dedicaron dos horas de la mañana a entrenar a los 55 tijuanenses indecisos, elegidos por una agencia de logística y contacto, sobre su conducta y la forma en que podrían plantear sus preguntas.

Ese pequeño grupo fue seleccionado de un primer grupo de 800 personas, que debieron responder un cuestionario. De éstos, fueron escogidos los 80 con más alto puntaje para acudir a una reunión de trabajo y en el corte final quedaron 55, que pudieron acudir al debate para entregar dos preguntas.

La identidad de los asesores gringos, la agencia reclutadora y la casa productora se han mantenido en el más estricto sigilo. Los consejeros electorales han referido que para el Town Hall meeting de Tijuana contaron con la asesoría de especialistas de la Comisión Nacional de Debates de Estados Unidos. Y que en la definición de los segmentos, preguntas y réplicas recurrieron a expertos chilenos y brasileños.

Desde la reforma electoral del 2008, el INE tiene el monopolio de los debates presidenciales en México. Esta vez, los consejeros decidieron romper con el viejo paradigma, con formatos “dinámicos” que permitieran la interacción entre los contendientes y la participación activa de la audiencia, además de que los moderadores dejarían de ser maestros de ceremonias.

La Coordinación Nacional de Comunicación del INE es la entidad encargada de la producción y difusión de los debates presidenciales, desde las fechas, sedes, formato, moderadores y director del programa, para lo que puede disponer de la cobertura presupuestal necesaria para cumplir en tiempo y forma. El primer debate costó 10 millones de pesos, más impuestos. Los de Tijuana y Mérida —en una primera estimación— requerirán de 15 millones, cada uno.

A la organización de las votaciones, el INE ha sumado otras tareas que van desde la organización de foros de discusión y talleres de capacitación hasta el financiamiento de documentales y la producción de programas televisivos. En la ruta del último debate, que ocurrirá dentro de dos semanas en el Museo Maya de Mérida, los organizadores han tenido que canalizar las preocupaciones de los representantes de los candidatos, justamente por el rol de los moderadores. El criterio imperante es que sean profesionales del periodismo en televisión.

EFECTOS SECUNDARIOS

ALERTAS. La Dirección de Aeronáutica Civil de la SCT inevitablemente tendrá que dar explicaciones sobre el accidente ocurrido al Boeing 737-200 de Global Air en La Habana, Cuba, hace 10 días. In crescendo, la exigencia de legisladores del PAN y Morena para revisar la edad de las aeronaves que vuelan en cielos mexicanos y es que, mientras las principales aerolíneas nacionales recientemente han renovado su flota (con aparatos que tienen entre cinco y nueve años en promedio), la preocupación radica en la operación de aeronaves más antiguas (principalmente de charteras y transportistas de carga) en el AICM. Allí están Aerounión o Magnicharters, cuyas flotas superan los 30 años de antigüedad. La coyuntura reciente que atraviesa la aviación nacional podría haber encendido ya alertas en la Federal Aviation Administration de los Estados Unidos que incluso, y tal como ocurrió en el 2010, podría bajar de nuevo la categoría de la aviación en México debido a la mala inspección de las autoridades aeronáuticas mexicanas.

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