Elecciones 2024
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El último día de noviembre del 2017, a la oficina de Frank Guzmán llegó el reporte de las encuestas diseñadas por Luis Rodrigo Gallart en la coordinación de opinión pública de la Presidencia de la República. Una semana antes, el canciller Luis Videgaray había destapado a su antecesor, José Antonio Meade Kuribreña, frente a cónsules y embajadores acreditados ante el gobierno peñista.

La liturgia priista quedaba en añicos. En la Asamblea Nacional de Campeche habían derogado los candados estatutarios que impedían la postulación del entonces secretario de Hacienda, quien carecía de militancia partidista, o del titular de la SEP, Aurelio Nuño. Pero en Los Pinos optaron por quien más respaldo concitaba entre la clase empresarial.

Justo a un año de concluir el sexenio, el PRI nominaría a un “candidato ciudadano”. Y las primeras señales presagiaban la tormenta: el partido en el gobierno retrocedía dos puntos, respecto de la anterior medición de la intención de voto.

El acuerdo presidencial no se había recuperado, desde el gasolinazo. Y en Los Pinos todavía había resistencias a reconocer la penetración del sentimiento antisistema entre los votantes. Más bien —refieren excolaboradores de la casa presidencial— existía entonces la confianza en el método utilizado en Coahuila y el Estado de México, unos meses antes, para derrotar a Morena: una combinación de trabajo en campo, despliegue mediático y guerra sucia en las redes sociales (como la campaña negativa enderezada contra Delfina Gómez) que, combinada con las alianzas entre el PAN y el PRD, abrió la ruta para que el PRI de Enrique Ochoa se anotara dos arduos triunfos, aunque bastante cuestionados.

Han pasado 10 meses y el fragor de la campaña presidencial. AMLO es presidente electo y en el PRI todavía no atinan a resolver si falló el candidato o la estrategia. Alejandra Sota Mirafuentes y Fernando Vázquez Rigada, por lo pronto, han decidido defender su reputación entre sus colegas.

En efecto: ambos se postularon para el Reed Latino —el premio que anualmente entregan los editores de la revista Campaign & Elections en español—, por la mejor campaña electoral presidencial en el hemisferio. ¿Sus rivales? El experiodista brasileño Roberto Cosso, quien asesoró a candidatos de la izquierda radical en su país y Colombia (sus candidatos tampoco ganaron); la diplomática colombiana Gloria Ramírez Ríos, quien llevó a Iván Duque a la Casa de Nariño, y el trío integrado por Carlos Salces, Jesús Ramírez Cuevas e Iván Silva Yamone, los estrategas de AMLO.

La campaña de José Antonio Meade —ahora se sabe— concitó a una pléyade de firmas de mercadotecnia política: Integra, Pcn consultores, Elemental… y Alejandra Lagunes, en el terreno digital.

Los nominados a los Reed Latino acudirán, dentro de seis semanas, a un resort en Playa del Carmen, para la premiación, que entregará estatuillas en 131 categorías distintas. ¿La principal? Consultor del año, que se resolverá entre una sexteta, cargada de mexicanos. Allí destacan Ramírez Cuevas —exreportero de La Jornada, director del periódico Regeneración y próximo vocero del gobierno de AMLO— y Silva Yamone, socio fundador de la firma Heurística Comunicación, pero también Andrea de Anda, de la campaña presidencial de Ricardo Anaya, abanderado de Por México al Frente; Sergio José Gutiérrez, quien se autodenomina el rey del internet, y Luis Rodolfo Oropeza, antiguo colaborador de Sota en el sexenio calderonista, quien asociado con Víctor Serrano ahora trabajan en El Salvador.

Para el premio del estratega electoral del año, hay más diversidad entre los consultores nominados, aunque la mayoría trabaja en México: allí están Silva Yamone; Oropeza y Serrano, además del español Aleix Sanmartín —quien asesoró a la candidata independiente Margarita Zavala y al senador perredista Juan Zepeda— y Marco Sifuentes, quien después de trabajar con el panista Javier Corral, colaboró con el priista Alfredo del Mazo, bajo las órdenes de Ale Sota.

Poco se sabe de los criterios para postular o del trabajo del jurado calificador, por ahora. Las nominaciones, como sea, desvelan la identidad de los políticos que recurrieron a mercadólogos —nacionales y extranjeros— para alcanzar sus cargos. Allí están, por ejemplo, el morenista Adán Augusto López, quien contrató Danny Days (Sensei Media) asesor de Alejandro Murat, para su estrategia digital, o Mikel Arriola, que contrató los servicios de la agencia regiomontana Cuadrangular para conquistar el voto chilango…

Entre los nominados están la senadora verde, Alejandra Lagunes, y la esposa de AMLO, Beatriz Gutiérrez Müller.

EFECTOS SECUNDARIOS

DIGITALIZADOS. La Estrategia Digital de la administración entrante será implementada por Raymundo Artis, desde Palacio Nacional, y Salma Jalife, en la SCT. Y la prioridad en este rubro será conectar a todo el país con internet, pues existen 418 municipios en el país que carecen de cualquier forma de conectividad fija mientras que 861 carecen de acceso a banda ancha fija y 558 no tienen servicio de televisión restringida, casi todos en estados del sur como Oaxaca, Veracruz, Puebla, Yucatán y Guerrero, reconoció Abel Hibert, asesor del presidente electo, en un foro de consulta con el Idet a finales de la semana pasada. Allí también expuso que se estudia la creación de un fondo de cobertura social para banda ancha con el fin de incentivar a pequeños operadores de telecomunicaciones o de operadores móviles virtuales (MVNO). Los expertos en telecomunicaciones, por su parte, anotaron sobre la necesidad de eliminar las barreras que impiden el despliegue de las redes troncal y compartida, así como mejorar los programas México Conectado y Punto México Conectado.