A propósito del diálogo en Bucareli que comenzó antier y se retomará el próximo lunes, y para no alentar falsas expectativas, conviene tener claro el tema de fondo que las demandas formales de la CNTE impiden ver. Sobran elementos para descartar que el problema, especialmente el de la sección 22 en Oaxaca, sea ideológico, guerrillero … Continued
A propósito del diálogo en Bucareli que comenzó antier y se retomará el próximo lunes, y para no alentar falsas expectativas, conviene tener claro el tema de fondo que las demandas formales de la CNTE impiden ver.
Sobran elementos para descartar que el problema, especialmente el de la sección 22 en Oaxaca, sea ideológico, guerrillero o, menos aún, educativo.
Ante todo es económico y, con mayor precisión, es un asunto de subsidios.
Lo es porque los profes (que no profesores o maestros capacitados y profesionales) han venido siendo cuadros políticos pagados por el erario para ayudar en las tareas electorales de Heladio Ramírez, Diódoro Carrasco, José Murat, Ulises Ruiz y Gabino Cué.
Su reclamo no es porque se les pueda liquidar o se les prive del ominoso pago de marcha, sino que el Estado los siga manteniendo porque, simplemente, no saben hacer otra cosa.
Por eso no aceptan una evaluación técnica que, obviamente, los reventaría.
Demandar la abrogación de la reforma educativa sirve para movilizaciones y bloqueos, pero el problema verdadero es de pesos y centavos.